Un simple vistazo al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos bastará para ver la definición de Locura:
1. f. Privación del juicio o del uso de la razón.
2. f. Acción inconsiderada o gran desacierto.
3. f. Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa.
4. f. Exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo.
Un simple análisis reflexivo sobre nuestra afición a este maravilloso deporte que es el Mountain Bike me sirve para concluir que, por fortuna o por desgracia, encajamos en todos y cada uno de los 4 puntos de la definición.
ASISTENTES
Nos reunimos 5 bikers: Golfer, Mig77angel, Magellan, Ñako y R@ulo.
TRACK
El mismo que el de la ruta realizada en julio del 2010, haz click en este enlace para descargarlo desde Wikiloc.
DATOS DE LA RUTATRACK
El mismo que el de la ruta realizada en julio del 2010, haz click en este enlace para descargarlo desde Wikiloc.
Sábado 26 de junio: 35km, 950m de desnivel de subida acumulado, 4 horas (3 horas y 30 minutos dando pedales).
IMÁGENES DE LA RUTA
CRÓNICA
Porque levantarse a las 7:00am un sábado y/o un domingo hay quien podría considerarlo una “acción inconsiderada o gran desacierto” (punto 2). Y, sin embargo, el domingo día 26 de junio de 2011 nos levantamos a esa misma hora sin ningún tipo de problemas, ya que habíamos quedado Gustrek, Jesusla, R@ulo y yo mismo a las 8:00am en uno de nuestros habituales puntos de encuentro: Avda de La Vega de Alcobendas.
Una vez allí (llego el primero por primera vez, creo) tardan muy poco tiempo en aparecer el resto y a las 8:05am estamos de camino hacia San Rafael.
Yo sigo a Gustrek que, en su fiel Cherokee que tantos buenos servicios ha hecho a este grupo, nos guía hacia el destino. En un momento del camino comienza a descender la velocidad y presiento que algo no va bien y así se lo hago saber a Raúlo, que viene conmigo; efectivamente, paramos y nos comenta que el coche no tiene fuerza.
Continuamos un poco más, sólo para certificar la contrariedad: tienen que darse la vuelta y esperar que el coche les lleve de vuelta a casa, aunque sea más despacio. No podemos hacer nada nosotros, así que continuamos nuestro camino hacia San Rafael mientras vemos partir a nuestros amigos con todo nuestro pesar: nos imaginamos lo que pasa por la cabeza de ambos, sobre todo por la de Gustrek...desde aquí deseamos que sea una tontería con fácil solución.
A las 9:10am llegamos a nuestro punto de encuentro, la calle Prado Acero en San Rafael. Allí están ya Magellán y Miguel Angel, un nuevo compañero de rutas. Ñako tarda poco en aparecer, ya que anda dando vueltas por San Rafael buscándonos.
Comenzamos la ruta siguiendo el track de Gustrek, que tanto Miguel Angel como Ñako llevan en sus GPS, esos “diabólicos” dispositivos que tanto interfieren con Magellán últimamente.
Empezamos con una bajada prolongada y de gran pendiente…¡que no, hombre, que eso es virtualmente imposible! Jajajaja. Como no podía ser de otro modo, los primeros kilómetros son de gran dureza: primero porque partimos fríos pese a que la temperatura a esa hora ronda ya los 22ºC. Y segundo, porque la orografía del terreno es especialmente complicada: pendientes que van progresivamente aumentando y terreno que a cada pedalada se accidenta más y más: raíces, piedras, pedrolos y terreno suelto…todo ayuda para complicar el ascenso.
De cualquier forma, nada que no podamos solventar, por un lado exigiéndole más revoluciones a nuestro corazón -que late ya por encima de lo recomendable en tan temprana fase de la ruta- y, por otro lado, haciendo uso de nuestra técnica para no tener que poner pie a tierra, lo cual significaría hacer “empuja-bike” durante algunos metros hasta encontrar un sitio donde reanudar la marcha montado sobre la bici.
Finalmente llegamos a una pista, donde nos encontramos a un grupo del C.C. Valtueña, que nos miran con sorpresa y nos anuncian que hemos subido “por la parte complicada y que no mucha gente conoce”. Lo cierto es que, lo que en un principio parecería una lógica reacción de cualquier persona en su sano juicio, es decir, acordarse de la familia cercana de aquél que hizo el track, da paso en nuestro caso a una orgullosa respuesta por nuestra parte: “lo sabemos y por eso venimos por aquí”. Recordemos el punto 3 del principio: “Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa”. Efectivamente, nuestro interlocutor Eduardo parece sorprendido.
Continuamos el ascenso por pista con este grupo, charlando con Eduardo, quien conoce excelentemente bien la zona por vivir en ella, y nos habla de alternativas, etc. Llegamos a la valla que da paso al collado del Hornillo y allí me llevo la Meta Volante en un apretado sprint con Miguel Angel y Magellan…¡si es que somos como niños! Jajajaja.
Nos despedimos del grupo Valtueña, sin saber que volveríamos a cruzarnos con ellos en más ocasiones a lo largo de la mañana, y comenzamos el descenso por carretera. Cuando llevamos pocos metros me hago la pregunta en voz alta de si tenemos que obligatoriamente perder cota (con lo que cuesta ganarla) por carretera. Raúlo parece recordar la entrada al sendero que, paralelo a la carretera y a su izquierda, pierde la misma cota en cantidad, pero infinitamente mejor en calidad…
¡Qué bueno que lo encontramos!. Porque es un sendero muy, muy disfrutón: rápido, ratonero y poco técnico, pero con mucho picante por la velocidad que se alcanza, que hace que en algún punto se pasen lo que vengo denominando “momentos de tensión”, jejeje… Son momentos de “Privación del juicio o del uso de la razón”, que todos en este grupo conocemos perfectamente. Punto nº 1.
Pasamos por el camping, aprovechando a rellenar nuestras Camelback (todos menos Raúlo y Magellan, cuyo agua nunca se calienta). Y acto seguido comenzamos a subir otra vez. Primero, por una pista durante breves instantes hasta coger otro sendero que sube y que, como el del principio, se va complicando por momentos.
Voy delante de Miguel Angel y, en un paso que a priori se antoja muy, muy complicado por la cantidad de piedras, el desnivel que tienen y la disposición de las mismas, me lanzo con Fé y toda la potencia y pericia (que no son muchas) y paso por él…casi. Cuando ya está pasado lo más complicado y quedan cuatro piedras mal contadas, noto un clack y pedalada en vacío…¡mierda, he roto la cadena!
Es evidente que lo que más me dolió no es la cadena (3 minutos de arreglo con un eslabón rápido), sino que ¡ya lo tenía hecho! Menudo enfado me cogí. Si eso no es una “Exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo”, punto 4, que venga Dios y lo vea.
Seguimos el ascenso hasta llegar a una pista que gira a izquierdas, donde seguimos subiendo (¿siiiiii?) hacia una pradera, donde volvemos a coincidir con los chicos/as del CC Valtueña (los habíamos adelantado previamente antes de mi rotura de cadena y ellos nos pasaron durante el arreglo de la misma). Finalmente, una vez pasada la pradera donde les damos de nuevo alcance, ellos toman una desviación hacia la derecha y nosotros hacia la izquierda…para la desilusión de algún componente del grupo que pierde algún que otro “incentivo”, jejejeje.
Continuamos por una pista en ligero ascenso hasta el Collado de las Lagunas, donde hay unas vacas que nos miran perplejas…aunque éstas no parecen nada peligrosas. Cruzamos la valla y desde aquí nace una trialera “curiosa”, bastante delicada por lo suelto del terreno, que hace que se haga complicado mantener la trayectoria en frenada y, con estas pendientes y cantidad de piedras, esto puede ponerte en más de un apuro…como fue el caso. Afortunadamente, tirando de manual y gracias a nuestras suspensiones, vamos saliendo del paso.
Hasta que llegamos a una vaca que está en medio de la trialera. Nos mira desafiante. Ñako pasa y le mira mal. Miguel Angel pasa y comienza a mugir con un gesto que no me gusta nada. Aun así me lanzo, procurando pasar a unos 3m de ella por fuera de la trialera. Por lo que me dijeron después Magellán y Raúlo, casi se arrancó a por mí…¡menos mal que no lo vi! Afortunadamente el animal estaba justo en el desvío que teníamos que coger, aunque sinceramente no sé ni cómo pasaron los dos que quedaban.
Llegamos al río y ante la perspectiva que teníamos enfrente (pateo por una pendiente que ponía los pelos como escarpias), decidimos parar y comernos unas barritas/frutos secos, intentando retrasar lo inevitable. Finalmente, refunfuñando como niños remolones camino del colegio un lunes por la mañana, cogemos nuestras monturas y las subimos durante unos duros metros, que se nos hacen muchos más de los que realmente fueron (una vez arriba comprobamos que tampoco eran tantos).
Allí mismo comienza el famoso Camino del Ingeniero. “Bien”, me digo, “se acabó el subir, ahora esto ya “pica p’abajo según el track”. Ja, Ja….JA. ¡Vaya con el Ingeniero! Este no sé dónde hizo la carrera, pero me da que no tenía muy claro el asunto, porque tanto sube, baja, vuelve a subir, ahora bajo…así durante los primeros 5-6kms…buffff, este no aprobó a la primera, seguro.
Estos primeros kms se me hacen bastante duros. Sobre todo porque intento seguir a Ñako, cosa que consigo a duras penas, al principio sobre todo, porque le gano en las bajadas el terreno que pierdo fácilmente en los breves pero intensos repechos. ¡Cómo va este chico, qué bárbaro! Hay que decir que el sendero tiene peligro en esta primera parte, ya que hay una caída a la izquierda que, ante cualquier pequeño error, podría resultar fatal. Peligro, se llama. En más adrenalina para estos locos, se traduce.
En un momento dado, a 1-2kms del inicio aproximadamente, nos encontramos a 2 bikers allí sentados arreglando algo (los radios de una rueda), que nos preguntan si conocemos alguna pista que pase por allí cerca, ya que han visto que aquello es demasiado complicado para ellos. Nos tememos que no, les decimos. Mal lo tienen, convenimos.
Nosotros seguimos nuestro camino: Ñako primero, cada vez le veo un poco más lejos, yo con Miguel Angel y detrás Magellán y Raúlo.
La segunda parte del camino, yo diría que los 5-6 últimos kms, sí que finalmente son descendentes y, ahora sí, disfruto lo que no está escrito. Apuradas de frenadas, curvas ratoneras, piedras salpicando el sendero, raíces que lo atraviesan, riachuelos que lo cruzan y que nos refrescan las piernas…hasta unas ramas que pegan a Ñako un buen revolcón. Lo que no consiguen las piedras lo hace un árbol, vamos que…
Y así, en pleno disfrute (y más que se vislumbra, porque hay multitud de trialeras que salen del camino y que espero que algún día podamos recorrer), llegamos a una Fuente en una carretera, de donde Magellan se niega a beber “porque las vacas pisan en los arroyos y a saber lo que te puedes coger”. Los demás bebemos de esa maravillosa agua, fría y de buen sabor y un paisano dice que esa agua está diariamente controlada. Magellan cambia de opinión y bebe…¡menudos principios! Jajajaja.
Continuamos ya con los estertores de la ruta, aún en descenso y llegamos a los coches. Son las 13:30h y tenemos tiempo para una tremenda opcional en San Rafael, con la que cumplimos los cánones de toda buena ruta.
Nos acordarnos de los que no han podido estar y que esperamos que vengan en breve a disfrutar con nosotros, todos juntos ya que, como hemos visto en esta crónica, hay algo que nos une: ESTA MARAVILLOSA LOCURA LLAMADA MOUNTAIN BIKE.
Redactado por Golfer. Una vez allí (llego el primero por primera vez, creo) tardan muy poco tiempo en aparecer el resto y a las 8:05am estamos de camino hacia San Rafael.
Yo sigo a Gustrek que, en su fiel Cherokee que tantos buenos servicios ha hecho a este grupo, nos guía hacia el destino. En un momento del camino comienza a descender la velocidad y presiento que algo no va bien y así se lo hago saber a Raúlo, que viene conmigo; efectivamente, paramos y nos comenta que el coche no tiene fuerza.
Continuamos un poco más, sólo para certificar la contrariedad: tienen que darse la vuelta y esperar que el coche les lleve de vuelta a casa, aunque sea más despacio. No podemos hacer nada nosotros, así que continuamos nuestro camino hacia San Rafael mientras vemos partir a nuestros amigos con todo nuestro pesar: nos imaginamos lo que pasa por la cabeza de ambos, sobre todo por la de Gustrek...desde aquí deseamos que sea una tontería con fácil solución.
A las 9:10am llegamos a nuestro punto de encuentro, la calle Prado Acero en San Rafael. Allí están ya Magellán y Miguel Angel, un nuevo compañero de rutas. Ñako tarda poco en aparecer, ya que anda dando vueltas por San Rafael buscándonos.
Comenzamos la ruta siguiendo el track de Gustrek, que tanto Miguel Angel como Ñako llevan en sus GPS, esos “diabólicos” dispositivos que tanto interfieren con Magellán últimamente.Empezamos con una bajada prolongada y de gran pendiente…¡que no, hombre, que eso es virtualmente imposible! Jajajaja. Como no podía ser de otro modo, los primeros kilómetros son de gran dureza: primero porque partimos fríos pese a que la temperatura a esa hora ronda ya los 22ºC. Y segundo, porque la orografía del terreno es especialmente complicada: pendientes que van progresivamente aumentando y terreno que a cada pedalada se accidenta más y más: raíces, piedras, pedrolos y terreno suelto…todo ayuda para complicar el ascenso.
De cualquier forma, nada que no podamos solventar, por un lado exigiéndole más revoluciones a nuestro corazón -que late ya por encima de lo recomendable en tan temprana fase de la ruta- y, por otro lado, haciendo uso de nuestra técnica para no tener que poner pie a tierra, lo cual significaría hacer “empuja-bike” durante algunos metros hasta encontrar un sitio donde reanudar la marcha montado sobre la bici.
Finalmente llegamos a una pista, donde nos encontramos a un grupo del C.C. Valtueña, que nos miran con sorpresa y nos anuncian que hemos subido “por la parte complicada y que no mucha gente conoce”. Lo cierto es que, lo que en un principio parecería una lógica reacción de cualquier persona en su sano juicio, es decir, acordarse de la familia cercana de aquél que hizo el track, da paso en nuestro caso a una orgullosa respuesta por nuestra parte: “lo sabemos y por eso venimos por aquí”. Recordemos el punto 3 del principio: “Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa”. Efectivamente, nuestro interlocutor Eduardo parece sorprendido.
Continuamos el ascenso por pista con este grupo, charlando con Eduardo, quien conoce excelentemente bien la zona por vivir en ella, y nos habla de alternativas, etc. Llegamos a la valla que da paso al collado del Hornillo y allí me llevo la Meta Volante en un apretado sprint con Miguel Angel y Magellan…¡si es que somos como niños! Jajajaja.Nos despedimos del grupo Valtueña, sin saber que volveríamos a cruzarnos con ellos en más ocasiones a lo largo de la mañana, y comenzamos el descenso por carretera. Cuando llevamos pocos metros me hago la pregunta en voz alta de si tenemos que obligatoriamente perder cota (con lo que cuesta ganarla) por carretera. Raúlo parece recordar la entrada al sendero que, paralelo a la carretera y a su izquierda, pierde la misma cota en cantidad, pero infinitamente mejor en calidad…
¡Qué bueno que lo encontramos!. Porque es un sendero muy, muy disfrutón: rápido, ratonero y poco técnico, pero con mucho picante por la velocidad que se alcanza, que hace que en algún punto se pasen lo que vengo denominando “momentos de tensión”, jejeje… Son momentos de “Privación del juicio o del uso de la razón”, que todos en este grupo conocemos perfectamente. Punto nº 1.
Pasamos por el camping, aprovechando a rellenar nuestras Camelback (todos menos Raúlo y Magellan, cuyo agua nunca se calienta). Y acto seguido comenzamos a subir otra vez. Primero, por una pista durante breves instantes hasta coger otro sendero que sube y que, como el del principio, se va complicando por momentos.
Voy delante de Miguel Angel y, en un paso que a priori se antoja muy, muy complicado por la cantidad de piedras, el desnivel que tienen y la disposición de las mismas, me lanzo con Fé y toda la potencia y pericia (que no son muchas) y paso por él…casi. Cuando ya está pasado lo más complicado y quedan cuatro piedras mal contadas, noto un clack y pedalada en vacío…¡mierda, he roto la cadena!
Es evidente que lo que más me dolió no es la cadena (3 minutos de arreglo con un eslabón rápido), sino que ¡ya lo tenía hecho! Menudo enfado me cogí. Si eso no es una “Exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún afecto u otro incentivo”, punto 4, que venga Dios y lo vea.Seguimos el ascenso hasta llegar a una pista que gira a izquierdas, donde seguimos subiendo (¿siiiiii?) hacia una pradera, donde volvemos a coincidir con los chicos/as del CC Valtueña (los habíamos adelantado previamente antes de mi rotura de cadena y ellos nos pasaron durante el arreglo de la misma). Finalmente, una vez pasada la pradera donde les damos de nuevo alcance, ellos toman una desviación hacia la derecha y nosotros hacia la izquierda…para la desilusión de algún componente del grupo que pierde algún que otro “incentivo”, jejejeje.
Continuamos por una pista en ligero ascenso hasta el Collado de las Lagunas, donde hay unas vacas que nos miran perplejas…aunque éstas no parecen nada peligrosas. Cruzamos la valla y desde aquí nace una trialera “curiosa”, bastante delicada por lo suelto del terreno, que hace que se haga complicado mantener la trayectoria en frenada y, con estas pendientes y cantidad de piedras, esto puede ponerte en más de un apuro…como fue el caso. Afortunadamente, tirando de manual y gracias a nuestras suspensiones, vamos saliendo del paso.
Hasta que llegamos a una vaca que está en medio de la trialera. Nos mira desafiante. Ñako pasa y le mira mal. Miguel Angel pasa y comienza a mugir con un gesto que no me gusta nada. Aun así me lanzo, procurando pasar a unos 3m de ella por fuera de la trialera. Por lo que me dijeron después Magellán y Raúlo, casi se arrancó a por mí…¡menos mal que no lo vi! Afortunadamente el animal estaba justo en el desvío que teníamos que coger, aunque sinceramente no sé ni cómo pasaron los dos que quedaban.Llegamos al río y ante la perspectiva que teníamos enfrente (pateo por una pendiente que ponía los pelos como escarpias), decidimos parar y comernos unas barritas/frutos secos, intentando retrasar lo inevitable. Finalmente, refunfuñando como niños remolones camino del colegio un lunes por la mañana, cogemos nuestras monturas y las subimos durante unos duros metros, que se nos hacen muchos más de los que realmente fueron (una vez arriba comprobamos que tampoco eran tantos).
Allí mismo comienza el famoso Camino del Ingeniero. “Bien”, me digo, “se acabó el subir, ahora esto ya “pica p’abajo según el track”. Ja, Ja….JA. ¡Vaya con el Ingeniero! Este no sé dónde hizo la carrera, pero me da que no tenía muy claro el asunto, porque tanto sube, baja, vuelve a subir, ahora bajo…así durante los primeros 5-6kms…buffff, este no aprobó a la primera, seguro.
Estos primeros kms se me hacen bastante duros. Sobre todo porque intento seguir a Ñako, cosa que consigo a duras penas, al principio sobre todo, porque le gano en las bajadas el terreno que pierdo fácilmente en los breves pero intensos repechos. ¡Cómo va este chico, qué bárbaro! Hay que decir que el sendero tiene peligro en esta primera parte, ya que hay una caída a la izquierda que, ante cualquier pequeño error, podría resultar fatal. Peligro, se llama. En más adrenalina para estos locos, se traduce.
En un momento dado, a 1-2kms del inicio aproximadamente, nos encontramos a 2 bikers allí sentados arreglando algo (los radios de una rueda), que nos preguntan si conocemos alguna pista que pase por allí cerca, ya que han visto que aquello es demasiado complicado para ellos. Nos tememos que no, les decimos. Mal lo tienen, convenimos.Nosotros seguimos nuestro camino: Ñako primero, cada vez le veo un poco más lejos, yo con Miguel Angel y detrás Magellán y Raúlo.
La segunda parte del camino, yo diría que los 5-6 últimos kms, sí que finalmente son descendentes y, ahora sí, disfruto lo que no está escrito. Apuradas de frenadas, curvas ratoneras, piedras salpicando el sendero, raíces que lo atraviesan, riachuelos que lo cruzan y que nos refrescan las piernas…hasta unas ramas que pegan a Ñako un buen revolcón. Lo que no consiguen las piedras lo hace un árbol, vamos que…
Y así, en pleno disfrute (y más que se vislumbra, porque hay multitud de trialeras que salen del camino y que espero que algún día podamos recorrer), llegamos a una Fuente en una carretera, de donde Magellan se niega a beber “porque las vacas pisan en los arroyos y a saber lo que te puedes coger”. Los demás bebemos de esa maravillosa agua, fría y de buen sabor y un paisano dice que esa agua está diariamente controlada. Magellan cambia de opinión y bebe…¡menudos principios! Jajajaja.
Continuamos ya con los estertores de la ruta, aún en descenso y llegamos a los coches. Son las 13:30h y tenemos tiempo para una tremenda opcional en San Rafael, con la que cumplimos los cánones de toda buena ruta.Nos acordarnos de los que no han podido estar y que esperamos que vengan en breve a disfrutar con nosotros, todos juntos ya que, como hemos visto en esta crónica, hay algo que nos une: ESTA MARAVILLOSA LOCURA LLAMADA MOUNTAIN BIKE.
Fotos: Mig77angel y R@ulo.
