En esta segunda entrega de "Las bicicletas son para el verano II", relatamos mis andanzas por la costa gaditana, recorriendo caminos por Barbate, Zahara de los Atunes, Bolonia, Tarifa... También tuve la suerte de disfutar de una jornada completa de enduro de la mano de Explora y AOS Tarifa, que organizaron 26 horas de MTB en la que se podía probar toda la gama de bicis Cannondale.
Los paisajes y tipos de caminos recorridos en esta segunda parte del verano nada tenían que ver con los de la primera, pero no por ello fueron menos divertidos.
CRÓNICA
PARTE II. LA COSTA DE CÁDIZ.
PARTE II. LA COSTA DE CÁDIZ.
Tampoco se prodiga mucho Wikiloc con tracks de la zona de Tarifa, pero, cortando de aquí y pegando por allá, logré confeccionar alguna ruta con lo que yo buscaba: senderos y piedras; el resto: asfalto, pista y playas.
Ruta 1: Atlanterra-Barbate.Desde Atlanterra (zona perteneciente al término municipal de Tarifa, pero muy próxima a Zahara de los Atunes) hasta Barbate hay más de 15 kilómetros continuos de una magnífica playa de arena blanca y fina. Paralela a ella discurre una pista, en algunas zonas deteriorada y en otras plagadas de la arena, que une Zahara con Barbate por la playa de los Militares (con acceso a vehículos sólo en los meses de julio y agosto y con un horario determinado).
El plan, a priori, no parecía nada del otro mundo: 30km de distancia y un desnivel acumulado que no creo que superase los 100m!! Aún así, para alguien que vive en Madrid, rodar durante 30km al borde del mar, respirando su aroma y siendo acariciado por brisa, no tiene precio.
En estas circunstancias me puse en marcha, recorriendo los primeros 4km que separan Atlanterra de Zahara por asfalto, ya que no existe otra posibilidad (al menos conocida por mí). Una vez en Zahara, atravieso el pueblo por sus calles, saliendo del mismo por el puente sobre el río del Cachón. Son la 9.00h, y a estas horas el pueblo está desierto.
Pasado el puente, se toma la vereda de la Playa, la cual nos lleva hasta Barbate a escasos metros de la arena de la playa. Hay una ligera bruma que esconde el sol, lo cual se agradece porque la temperatura es perfecta. La vereda de la Playa es una pista, en algunos tramos rota, en otros plagada de piedras a su paso por el cauce seco de algunos arroyos que la cruzan y, de cuando en cuando, con unos buenos bancos de arena que dificultan el pedaleo.
Ruedo con el mar a mi izquierda y el monte, zona militar, a mi derecha. Para romper la monotonía de la pista y hacer algo de lo que no tengo posiblidad en mi lugar de residencia, entro en la playa, rodando algunos kilómetros por la arena mojada y jugando con algunas rocas que la marea baja ha dejado a la vista. Hago un par de paradas para disfrutar de la soledad del momento y del ruido de las olas batiendo sobre la arena. En estos momentos me considero un privilegiado: kilómetros de playa para mi solo... no hay ni un alma, y aprovecho para darme un chapuzón en el mar.
En menos de una hora desde que salí, he llegado a Barbate, así que sólo queda dar media vuelta y volver sobre mis pasos para disfrutar en Zahara de una buena opcional, en este caso sustituyendo la cerveza por café y las patatas fritas por un mollete con aceite, tomate y jamón. Tras el ágape, continúo hasta Atlenterra, donde los míos aún duermen... ¡no saben bien lo que se pierden!
Ruta 2: Atlanterra-Punta Paloma.
El plan, a priori, no parecía nada del otro mundo: 30km de distancia y un desnivel acumulado que no creo que superase los 100m!! Aún así, para alguien que vive en Madrid, rodar durante 30km al borde del mar, respirando su aroma y siendo acariciado por brisa, no tiene precio.
En estas circunstancias me puse en marcha, recorriendo los primeros 4km que separan Atlanterra de Zahara por asfalto, ya que no existe otra posibilidad (al menos conocida por mí). Una vez en Zahara, atravieso el pueblo por sus calles, saliendo del mismo por el puente sobre el río del Cachón. Son la 9.00h, y a estas horas el pueblo está desierto.
Pasado el puente, se toma la vereda de la Playa, la cual nos lleva hasta Barbate a escasos metros de la arena de la playa. Hay una ligera bruma que esconde el sol, lo cual se agradece porque la temperatura es perfecta. La vereda de la Playa es una pista, en algunos tramos rota, en otros plagada de piedras a su paso por el cauce seco de algunos arroyos que la cruzan y, de cuando en cuando, con unos buenos bancos de arena que dificultan el pedaleo.Ruedo con el mar a mi izquierda y el monte, zona militar, a mi derecha. Para romper la monotonía de la pista y hacer algo de lo que no tengo posiblidad en mi lugar de residencia, entro en la playa, rodando algunos kilómetros por la arena mojada y jugando con algunas rocas que la marea baja ha dejado a la vista. Hago un par de paradas para disfrutar de la soledad del momento y del ruido de las olas batiendo sobre la arena. En estos momentos me considero un privilegiado: kilómetros de playa para mi solo... no hay ni un alma, y aprovecho para darme un chapuzón en el mar.
En menos de una hora desde que salí, he llegado a Barbate, así que sólo queda dar media vuelta y volver sobre mis pasos para disfrutar en Zahara de una buena opcional, en este caso sustituyendo la cerveza por café y las patatas fritas por un mollete con aceite, tomate y jamón. Tras el ágape, continúo hasta Atlenterra, donde los míos aún duermen... ¡no saben bien lo que se pierden!
Ruta 2: Atlanterra-Punta Paloma.
Después del "paseo" por la playa, necesitaba algo más intenso, así tras bucear por Wikiloc, tomar algunos tramos de varios tracks, consultar mapas y pedir opinión a habitantes de la zona, fui capaz de construir una ruta que une Atlanterra con Punta Paloma, con una buena parte del recorrido por un sendero que serpentea por un pinar plagado de madrigueras, conejos, bunkers, arena...
Comienzo la ruta desde Atlanterra hacia el Faro Camarinal, subiendo por el asfalto de "Los Alemanes". A mi derecha, una magnífica vista de la playa de los alemanes; al la izquierda: las magníficas casas que se encajan en el monte que hay frente a ella. En algo más de 3,5km estoy al pie del faro, donde hago alguna foto y disfruto de las dos playas que se divisan desde él: los Alemanes y el Cañuelo.
Desde el faro Camarinal tomo un camino de tierra que en su primera mitad es algo trialero, con algunas buenas piedras que ya empezaba a echar en falta. Llegando al Rancho del Cañuelo, se torna en pista y me deposita en el punto más alto de la ruta, el cruce con la pista asfaltada que lleva hasta Bolonia. En estos 5 primeros kilómetros me cruzo con mucha gente: corriendo, paseando, y un par de ellos en bici (sin casco y con cholas).
Desde este punto se divisa la duna de Bolonia, el pinar que hay tras de ella y al otro lado del mar... Tánger. Indescriptible. Bajo hasta Bolonia por la carretera, pasando junto a las ruinas de Baelo Claudia, y atravieso Bolonia y El Lentiscal por la vereda de la Reginosa, paralela a la playa y que acaba internándose en un tupido bosque de pinos con un enjambre de senderos donde es fácil perderse.
Sin perder de vista el GPS, voy enlazando senderos estrechos, con algunas piedras, con algunas zonas de arena... El bosque está plagado de madrigueras, muchas de conejos y algunas otras de jabalíes. También me topo con algunos bunkers en buen estado, por lo que entiendo que aún están en uso, ya que estoy en zona militar muy próxima al estrecho. Los senderos son un sube y baja constante que los hace aún más divertidos.
Enlazo la vereda con el camino del Chaparral a las Palomas, algo más ancho y "civilizado", cruzando Casas de las Palomas y el arroyo de los Puercos. Ruedo a 40 metros de altitud y a poco más de 200 del mar. Un par de kilómetros más y llego a Casas de San Mateo y al río del Valle, junto al Cortijo Dehesa de las Piñas. La duna de Punta Paloma, en la playa de Valdevaqueros, está enorme, este año (una vez más) se ha "comido" de nuevo la carretera que une Casas de San Mateo con la N-340, sepultando algunos coches.
17,5km desde la salida, una paradita para hidratarme y vuelta a Atlanterra por el mismo camino que vine, disfrutando especialmente del tramo "senderil". Una ruta nada exigente, pero variada y divertida en un entorno privilegiado.
Ruta 3: Tarifa - test Cannondale y Mongoose.
Comienzo la ruta desde Atlanterra hacia el Faro Camarinal, subiendo por el asfalto de "Los Alemanes". A mi derecha, una magnífica vista de la playa de los alemanes; al la izquierda: las magníficas casas que se encajan en el monte que hay frente a ella. En algo más de 3,5km estoy al pie del faro, donde hago alguna foto y disfruto de las dos playas que se divisan desde él: los Alemanes y el Cañuelo.Desde el faro Camarinal tomo un camino de tierra que en su primera mitad es algo trialero, con algunas buenas piedras que ya empezaba a echar en falta. Llegando al Rancho del Cañuelo, se torna en pista y me deposita en el punto más alto de la ruta, el cruce con la pista asfaltada que lleva hasta Bolonia. En estos 5 primeros kilómetros me cruzo con mucha gente: corriendo, paseando, y un par de ellos en bici (sin casco y con cholas).
Desde este punto se divisa la duna de Bolonia, el pinar que hay tras de ella y al otro lado del mar... Tánger. Indescriptible. Bajo hasta Bolonia por la carretera, pasando junto a las ruinas de Baelo Claudia, y atravieso Bolonia y El Lentiscal por la vereda de la Reginosa, paralela a la playa y que acaba internándose en un tupido bosque de pinos con un enjambre de senderos donde es fácil perderse.
Sin perder de vista el GPS, voy enlazando senderos estrechos, con algunas piedras, con algunas zonas de arena... El bosque está plagado de madrigueras, muchas de conejos y algunas otras de jabalíes. También me topo con algunos bunkers en buen estado, por lo que entiendo que aún están en uso, ya que estoy en zona militar muy próxima al estrecho. Los senderos son un sube y baja constante que los hace aún más divertidos.Enlazo la vereda con el camino del Chaparral a las Palomas, algo más ancho y "civilizado", cruzando Casas de las Palomas y el arroyo de los Puercos. Ruedo a 40 metros de altitud y a poco más de 200 del mar. Un par de kilómetros más y llego a Casas de San Mateo y al río del Valle, junto al Cortijo Dehesa de las Piñas. La duna de Punta Paloma, en la playa de Valdevaqueros, está enorme, este año (una vez más) se ha "comido" de nuevo la carretera que une Casas de San Mateo con la N-340, sepultando algunos coches.
17,5km desde la salida, una paradita para hidratarme y vuelta a Atlanterra por el mismo camino que vine, disfrutando especialmente del tramo "senderil". Una ruta nada exigente, pero variada y divertida en un entorno privilegiado.
Los chicos de Art of Surfing (AOS) organizaban en las instalaciones de Explora, el mejor chillout playero de Tarifa regentado por mis amigos Javi y Carlota, una jornada de 26 horas non stop de MTB. Test de Cannondale y Mongoose, remontes en coche para bajar el trialerón del Buda, rutas nocturnas, paella, mojitos... ¡no podía faltar a esta cita!
El sábado 20 de agosto, fiel a la cita, llegaba a Explora con el maletero cargado con mis trastos: casco, guantes, protes, traje de romano... pero sin bici. Mi objetivo era disfrutar de esta jornada a lomos de las bicis que Cannondale y Mongoose ponía a nuestra disposición.
Jekyll y Claymore, las dos bicis de corte más all mountain/enduro de Cannondale, eran los modelos elegidos por mí para la prueba. La primera en carbono y la segunda en aluminio. Existían varia formas de probar las bicis: de forma libre, en ruta organizada o bajada de enduro con remonte. Rodeado de amigos, de cócteles de fruta y de mojitos, no dispuse de tanto tiempo como debía para montar en bici, por lo que mi test se limitó a dos bajadas por la trialera del Buda, la primera de ellas con la Claymore y la segunda con la Jekyll.
El Buda (de cuyo nombre se desconoce el origen), es una trialera de unos 3 ó 4 kilómetros que baja desde el parque eólico que hay en la Sierra de Enmedio a 450m de altura, dentro del Parque Natural de los Alcornocales y frente a la playe de Valdevaqueros. El sendero es muy estrecho, de unos 50cm, con una buena pendiente y cuajado de rocas de todo tipo: grandes, pequeña, fijas, sueltas. Un par de pasos comprometidos y el resto muy disfrutón.
Subimos hasta el parque en dos coches, un 4x4 con carro para las bicis y una furgo para los bikers, por la pista de mantenimiento, con una pendiente increible que no me hubiese gustado tener que hacer sobre la bici. A esta subida le llaman "El Mortirolo", ¡cómo no! Subimos 8 personas, entre las que había una chica en la primera de las bajadas. Antes de tomar el sendero rodamos unos 1000 metros por la cresta del monte, bajo los aerogeneradores del parque, con un viento fortísimo y racheado que hace difícil mantenerse sobre la bici.
La primera bajada la hago con la Claymore, una bici de enduro/freeride con 180mm de recorrido, tanto detrás como delante, pero con la posibilidad de variarlo a 100mm. No puedo decir cómo sube, porque sólo llaneé y bajé con ella, pero se me antoja que su geometría y peso no son los más adecuado para rutas de media distancia (35-40km). Llaneando se defiende, y bajando es un obús. Eché en falta un cubreplatos y un guíacadena (se me salió la cadena en un par de ocasiones) y, por supuesto, una tija telescópica.
Tiene un ángulo de dirección muy lanzado y un manillar bastante ancho, por lo que me costó adaptarme a ella, pero cuando lo haces, es una delicia... se lo traga todo y pasa por donde la metas sin inmutarse. Sus posibilidades se limitan más por el miedo del biker que por la capacidad de la bici. Un buen "pepino", pero no para el tipo de rutas que nosotros hacemos (almountain/enduro de 30-40km).
La segunda bajada fue a lomos de la Jekyll de carbono. 150mm de recorrido delante y detrás con posibilidad de recortalos a 90mm. Tampoco la probé subiendo, pero en el llaneo se mostró mucho más ágil y rápida que la Claymore (como es lógico). Con una geometría mucho más parecida a mi Spe Enduro, me sentí mucho más cómodo con ella, por lo que bajé mucho mejor con ésta (también era mi segundo recorrido por la trialera).
Siendo menos "bruta", también se lo traga todo, y no noté mucha diferencia con la Claymore porque quizás la trialera no era lo suficientemente bruta como para exprimir todo el potencial de sus 180mm. Una burra "perfecta" para el tipo de MTB que practicamos en AlcoSanse MTB.
Las cervezas, los mojitos, los amigos... me "inhabilitaron" para seguir probando bicis con unas mínimas condiciones de seguridad, así que acabé mi jornada disfrutando del día sobre una de las camas balinesas del Explora en la mejor compañía.
Ruta 4: Atlenterra-Antenas.
Brujuleando por internet, encontré la descripción de una ruta que subía a las antenas de Sierra de la Plata desde Atlanterra, pasando por el Faro Camarinal y la Cueva del Moro. La bajada, una trialera que me dejaría de nuevo en Atlanterra.
El comienzo de esta ruta es el mismo que el descrito en la segunda de esta crónica (Atlanterra-Punta Paloma), hasta llegar al cruce con la carretera que baja a Bolonia, pero, en este caso, tomo el desvío hacia la izquierda para subir hacia la Cueva del Moro.
Este tramo, de poco más de 3km de asfalto tiene unos rampones considerables, con una media de más del 7% de desnivel. Un par de miradores en el camino me permiten disfrutar de unas vistas impresionantes de las playas de Tarifa. Llegando al punto más alto de la ruta, 350m, me encuentro con una barrera y un cartel: "Prohibido el paso. Zona Militar."
Hago como que no lo veo, cruzo la barrera y comienzo a llanear hasta que un coche del ejército se interpone en mi camino y sus "tripulantes" se bajan para invitarme amablemente a salir de la zona, por el mismo sitio por donde había venido. Mi insistencia en continuar unos metros hasta el punto donde, en principio, parecía que empezaba la trialera, no tuvo sus frutos, así que "media vuelta" y a volver por donde había venido.
Más tarde me contaron que, desde el incendio del verano pasado, los militares están siendo algo más rígidos que de costumbre. Ante esta situación sólo me quedaba deshacer los 9km, pero en esta caso en bajada y a una velocidad endiablada, empujado por la pendiente y por la frustación de no haber disfrutado de la inédita trialera.
Tras la bajada, opcional con café y tostada, para llegar a casa, despojarme del traje de romano y disfrutar de un intenso día de playa.
Redactado por Gustrek.
Fotos: Gustrek.
El sábado 20 de agosto, fiel a la cita, llegaba a Explora con el maletero cargado con mis trastos: casco, guantes, protes, traje de romano... pero sin bici. Mi objetivo era disfrutar de esta jornada a lomos de las bicis que Cannondale y Mongoose ponía a nuestra disposición.Jekyll y Claymore, las dos bicis de corte más all mountain/enduro de Cannondale, eran los modelos elegidos por mí para la prueba. La primera en carbono y la segunda en aluminio. Existían varia formas de probar las bicis: de forma libre, en ruta organizada o bajada de enduro con remonte. Rodeado de amigos, de cócteles de fruta y de mojitos, no dispuse de tanto tiempo como debía para montar en bici, por lo que mi test se limitó a dos bajadas por la trialera del Buda, la primera de ellas con la Claymore y la segunda con la Jekyll.
El Buda (de cuyo nombre se desconoce el origen), es una trialera de unos 3 ó 4 kilómetros que baja desde el parque eólico que hay en la Sierra de Enmedio a 450m de altura, dentro del Parque Natural de los Alcornocales y frente a la playe de Valdevaqueros. El sendero es muy estrecho, de unos 50cm, con una buena pendiente y cuajado de rocas de todo tipo: grandes, pequeña, fijas, sueltas. Un par de pasos comprometidos y el resto muy disfrutón.
Subimos hasta el parque en dos coches, un 4x4 con carro para las bicis y una furgo para los bikers, por la pista de mantenimiento, con una pendiente increible que no me hubiese gustado tener que hacer sobre la bici. A esta subida le llaman "El Mortirolo", ¡cómo no! Subimos 8 personas, entre las que había una chica en la primera de las bajadas. Antes de tomar el sendero rodamos unos 1000 metros por la cresta del monte, bajo los aerogeneradores del parque, con un viento fortísimo y racheado que hace difícil mantenerse sobre la bici.La primera bajada la hago con la Claymore, una bici de enduro/freeride con 180mm de recorrido, tanto detrás como delante, pero con la posibilidad de variarlo a 100mm. No puedo decir cómo sube, porque sólo llaneé y bajé con ella, pero se me antoja que su geometría y peso no son los más adecuado para rutas de media distancia (35-40km). Llaneando se defiende, y bajando es un obús. Eché en falta un cubreplatos y un guíacadena (se me salió la cadena en un par de ocasiones) y, por supuesto, una tija telescópica.
Tiene un ángulo de dirección muy lanzado y un manillar bastante ancho, por lo que me costó adaptarme a ella, pero cuando lo haces, es una delicia... se lo traga todo y pasa por donde la metas sin inmutarse. Sus posibilidades se limitan más por el miedo del biker que por la capacidad de la bici. Un buen "pepino", pero no para el tipo de rutas que nosotros hacemos (almountain/enduro de 30-40km).
La segunda bajada fue a lomos de la Jekyll de carbono. 150mm de recorrido delante y detrás con posibilidad de recortalos a 90mm. Tampoco la probé subiendo, pero en el llaneo se mostró mucho más ágil y rápida que la Claymore (como es lógico). Con una geometría mucho más parecida a mi Spe Enduro, me sentí mucho más cómodo con ella, por lo que bajé mucho mejor con ésta (también era mi segundo recorrido por la trialera).Siendo menos "bruta", también se lo traga todo, y no noté mucha diferencia con la Claymore porque quizás la trialera no era lo suficientemente bruta como para exprimir todo el potencial de sus 180mm. Una burra "perfecta" para el tipo de MTB que practicamos en AlcoSanse MTB.
Las cervezas, los mojitos, los amigos... me "inhabilitaron" para seguir probando bicis con unas mínimas condiciones de seguridad, así que acabé mi jornada disfrutando del día sobre una de las camas balinesas del Explora en la mejor compañía.
Ruta 4: Atlenterra-Antenas.
Brujuleando por internet, encontré la descripción de una ruta que subía a las antenas de Sierra de la Plata desde Atlanterra, pasando por el Faro Camarinal y la Cueva del Moro. La bajada, una trialera que me dejaría de nuevo en Atlanterra.
El comienzo de esta ruta es el mismo que el descrito en la segunda de esta crónica (Atlanterra-Punta Paloma), hasta llegar al cruce con la carretera que baja a Bolonia, pero, en este caso, tomo el desvío hacia la izquierda para subir hacia la Cueva del Moro.Este tramo, de poco más de 3km de asfalto tiene unos rampones considerables, con una media de más del 7% de desnivel. Un par de miradores en el camino me permiten disfrutar de unas vistas impresionantes de las playas de Tarifa. Llegando al punto más alto de la ruta, 350m, me encuentro con una barrera y un cartel: "Prohibido el paso. Zona Militar."
Hago como que no lo veo, cruzo la barrera y comienzo a llanear hasta que un coche del ejército se interpone en mi camino y sus "tripulantes" se bajan para invitarme amablemente a salir de la zona, por el mismo sitio por donde había venido. Mi insistencia en continuar unos metros hasta el punto donde, en principio, parecía que empezaba la trialera, no tuvo sus frutos, así que "media vuelta" y a volver por donde había venido.
Más tarde me contaron que, desde el incendio del verano pasado, los militares están siendo algo más rígidos que de costumbre. Ante esta situación sólo me quedaba deshacer los 9km, pero en esta caso en bajada y a una velocidad endiablada, empujado por la pendiente y por la frustación de no haber disfrutado de la inédita trialera.
Tras la bajada, opcional con café y tostada, para llegar a casa, despojarme del traje de romano y disfrutar de un intenso día de playa.
Redactado por Gustrek.
Fotos: Gustrek.
