Nuestro objetivo en la ruta de hoy era hacer una de las subidas y una de las bajadas más míticas del MTB madrileño: Canencia y el tramo pedrolero del GR10-1 hacia Bustarviejo, un trialerón de más de dos kilómetros y medio plagado de piedras, la mayoría de ellas sueltas, que le ponen mucho "picante" a la bajada.
Al puerto de Canencia se le puede "atacar" por dos frentes distintos: suroeste, desde Miraflores de la Sierra, pasando por la Morcuera; o noreste: desde Bustarviejo, pasando por los pueblos de Garganta de los Montes y Canencia. Esta última fue la opción elegida para la ruta de hoy.
ASISTENTES
Nos reunimos 3 bikers: Gustrek, Jesusla y Magellan.
TRACK DE LA RUTA
Haz click aquí para descargar el track de la ruta.
DATOS DE LA RUTATRACK DE LA RUTA
Haz click aquí para descargar el track de la ruta.
Sábado 23 de junio: 39km, 1.218m de desnivel de subida acumulado, 3 horas y 55 minutos (3 horas y 25 minutos dando pedales).
IMÁGENES DE LA RUTA
CRÓNICA
Fotos: Gustrek.
IMÁGENES DE LA RUTA
CRÓNICA
El polideportivo municipal de Bustarviejo es el lugar donde fijamos nuestro punto de encuentro, y las 9.00h la hora de inicio de la ruta. Acudimos todos puntuales a la cita, excepto Golfer, que es baja de última hora por problemas familiares. Hemos llegado todos minutos antes, por lo que nos pertrechamos e iniciamos la ruta a la hora prevista.
Iniciamos nuestras pedaladas por la M-610, hacia el este, durante unos metros hasta que tomamos la Cañada Real Segoviana en la misma dirección, pero con tendencia norte. Como no puede ser de otra forma, nuestros primeros kilómetros son hacia arriba, pero muy tendidos, para ir calentando las piernas, lo cual se agradece porque la temperatura aún no es elevada. Rodamos juntos y de charleta, nos guía Magellan, enciclopedia viviente de caminos y senderos.
Rodamos por una pista ancha y con buen firme, bastante despoblada de árboles y sin ninguna sombra que nos cobije del sol, que ya empieza a calentar. 5 kilómetros después de la salida, hemos coronado la primera de las cuatro "chinchetas" previas a la subida larga del día. Han pasado sólo 30 minutos y hemos dejado atrás Valdemanco, que lo rodeamos por su norte.
Ahora toca descansar las piernas en una bajada larga, de 4 kilómetros, que hacemos en pocos minutos. Seguimos por la Cañada Real Leonesa, pero ahora por un camino algo más estrecho y bastante más roto, con algunas piedras que hacen las delicias de los que las pisamos. La bajada termina unos metros más allá de las vías del ferrocarril y del arroyo Jóbalo. En el breve tiempo que llevamos de ruta, nos hemos cruzado unas cuantas vacas, que debían ser de una especie extraña, pues lejos de mirarnos con indiferencia, como suelen hacerlo, huían despavoridas a nuestro paso.
Ahora toca subir la segunda "chincheta", ésta de sólo un par de kilómetros y una pendiente media del 7%. Encontramos algunos buenos rampones, alguno de ellos bastante roto y con algunos pedrolos, que van sumando fatiga en nuestras piernas. En el último tercio de este tramo, abandonamos la cañada, dirección oeste, por un camino que nos dirige hacia Garganta de los Montes.
Coronado el segundo escollo, empezamos a bajar hacia Garganta de los Montes, enlazando a mitad del tramo con el camino de la Mina, que nos deposita en esta población. El pueblo está enclavado en una garganta y está flanqueado por varias montañas y rodeado por algunos arroyos. Son las 10.00h y circulamos por las bellas calles de Garganta de los Montes, cruzandonos un grupo de bikers que parece van a iniciar su ruta. Salimos por el oeste y cruzamos el arroyo del Orbiduero, donde finalizamos esta bajada de algo más de 3 kilómetros.
Después de la bajada, iniciamos la tercera "cincheta", de 3 kilómetros pero dura por el tipo de terreno por el que rodamos. Lo hacemos por el camino de Canencia a Garganta de los Montes. La primera mitad tiene un desnivel más suave y un terreno más "rodador", pero el calor que ya hace a estas alturas nos obliga a parar unos minutos tras atravesar una portilla. Charleta, agua, un mordisco a una barrita (con este calor no apetece ni comer)... En 6 minutos nos ponemos en marcha para afrontar la segunta parte de este tramo, más duro pero más divertido, ya que circulamos por una buena trialera en subida , adivinando en algunos tramos el sendero oculto entre la maleza, las piedras y los surcos.
30 minutos después de bandonar Garganta de los montes, y después de algun breve "empujabike", hemos vencido al tercer escollo de la mañana, y toca disfrutar de la bajada hasta Canencia, por un sendero estrecho a media ladera del monte Peña Gorda. La senda tiene poca pendiente y la hacemos dando pedales a buen ritmo. La velocidad nos refresca del calor que produce el solazo, que a estas horas ya pega. Entramos en Canencia por el norte y salimos por el sur, para enlazar con la M-629, por la que rodamos durante 1 kilómetro.
Poco después de abandonar el asfalto, termina la bajada, que ha durado 4 kilómetros. Nos disponemos a subir la última "chincheta" antes de la larga subida. Lo hacemos por un sendero al norte de la carretera, mucho mas tendido que las anteriores subidas, atrevasando las Casillas de Sancholongo, el arroyo del mismo nombre y el de Cebadillas, que no llevan demasiada agua. Las primeras rampas son duras, y apenas conseguimos velocidades de 10km/h en el ascenso. Tampoco queremos quemarnos, pensando en la subida que tenemos unos kilómetros más adelante. En poco más de 4 kilómetros estamos de nuevo en la M-629, a los pies del largo puerto que nos espera.
Tenemos dos opciones: carretera hasta el Puerto de Canencia o pista forestal, esta algo más larga y dura. Somos bikers y valientes, así que, después de algunas divagaciones, optamos por la segunda. Cruzamos el puente del Vadillo, vigilado por una vaca, ésta de las normales, de las que nos mira con indiferencia, y nos dirigimos a la pista, ancha y en sombra, lo que agradeceremos durante los algo más de 5 kilómetros que nos llevarán al punto más alto de la ruta, a 1.614 metros.
Nos tomamos con calma la subida, flanqueada en sus dos primeros kilómetros por el arroyo de Canencia a un lado y el Collado Bajero al otro. El paisaje es impresionante, rodamos por un tupido bosque de enorme árboles y grandes masas de helechos... naturaleza en estado puro que perfuma el ambiente. Antes de hace un pronunciado giro a nuestra izquierda, cerca del Collado Cimero, paro a estirar la espalda, que últimamente se está portando bien conmigo y tengo que compensárselo.
Tras la breve parada, 500 metros más de subida y el monte nos regala 1 kilómetro de llaneo que nos da algo de aire para terminar el ascenso. Después de algo más de dos kilómetros y medio con una pendiente media del 8%, este rellano se agradece. Pero lo bueno acaba pronto, y después del llano, nos toca subir algo más de kilómetro y medio al 10%, pero sabemos que es el último ascenso del día en el que habremos devorado más de 1.200 metros de desnivel positivo acumulado.
Coronamos a las 12.00h, tres horas después de la salida, y lo que tenemos ahora por delante es la parte dulce de la ruta. Acabamos de unirnos con el GR10-1, que en su primera parte, hasta el Puerto de Canencia, es una ancha pista plagada de senderistas, a los que respetamos aminorando la velocidad a medida que nos los vamos cruzando. Bajamos por el GR durante 4,5 kilómetros hasta llegar a la famosa fuente de la Raja (popularmente llamada fuente del Chocho), junto a la carretera donde se corona el Puerto de Canencia. La zona está llena de gente, disfrutando del buen día y del día de fiesta.
Cruzamos la carretera para dirigirnos a la fuente de Navalpinarejo, donde comienza el tramo trialero del GR10-1. A llegado el "tan esperado momento", así que dejamos nuestras monturas a un lado y procedemos a protegernos. Lo hacemos con calma, para saborear el preludio de la ansiada bajada sobre piedras. Unos metros y estamos al inicio. Hacemos una foto antes de empezar, pues sabemos que disfrutamos tanto estos tramos que nunca paramos para sacar la cámara.
Tras la foto, entramos en harina, y comenzamos a descubrir la ensalada de pedrolos que tapiza el sendero. La pendiente no es muy pronunciada, y no hay pasos excesivamente complicados, pero las piedras sueltas tienen su peligro... Rodamos sobre los pedrolos ensimismados, buscando la trazada correcta y evitando pisar las piedras sueltas de lado, aunque en algunos casos es imposible y saltan a nuestro paso. Algunos bancos de arena, tres o cuatro curvas cerradas empedradas, un par de pasos complicados donde la duda te puede hacer poner pie a tierra, y mucho, mucho gozo.
2,5 kilómetros después termina el disfrute, y aprovecho para hacer una par de fotos a Jesusla y a Magellan sobre las últimas piedras. Después descendemos un kilómetro más por un sendero hasta cruzar la M-610 y tomar un camino hacia Bustarviejo, paralelo a la carretera y en subida, con algunos rampones duros a estas alturas. Este último kilómetro de subida nos deja en un "chiringuito" junto a la fuente del Collado, donde decidimos hacer la opcional. Un par de cervezas y/o cocacolas y mucha charleta, después de refrescarnos en la fuente, completan la opcional.
Tras el merecido refrigerio continuamos hacia los coches. He apagado el GPS, por lo que este último tramo hasta los coche no queda grabado en el track, pero lo hacemos por la carretera, sin saber que a 100m del chiringuito, teníamos el divertido sendero entre árboles, a los pies del cerro del Pendón, que tantas veces hemos realizado en nuestras rutas por la zona y que hubiese servido de colofón a tan magnífica ruta.
Una vez en los coches, a las 14.00h, y bien hidratados, recogemos los bártulos y regresamos a nuestras casas, donde nos esperan nuestras familias y una buena comida, que hoy nos hemos ganado. De camino, charla y planes futuros, aunque eso... ya es otra historia...
Redactado por Gustrek. 
Iniciamos nuestras pedaladas por la M-610, hacia el este, durante unos metros hasta que tomamos la Cañada Real Segoviana en la misma dirección, pero con tendencia norte. Como no puede ser de otra forma, nuestros primeros kilómetros son hacia arriba, pero muy tendidos, para ir calentando las piernas, lo cual se agradece porque la temperatura aún no es elevada. Rodamos juntos y de charleta, nos guía Magellan, enciclopedia viviente de caminos y senderos.Rodamos por una pista ancha y con buen firme, bastante despoblada de árboles y sin ninguna sombra que nos cobije del sol, que ya empieza a calentar. 5 kilómetros después de la salida, hemos coronado la primera de las cuatro "chinchetas" previas a la subida larga del día. Han pasado sólo 30 minutos y hemos dejado atrás Valdemanco, que lo rodeamos por su norte.
Ahora toca descansar las piernas en una bajada larga, de 4 kilómetros, que hacemos en pocos minutos. Seguimos por la Cañada Real Leonesa, pero ahora por un camino algo más estrecho y bastante más roto, con algunas piedras que hacen las delicias de los que las pisamos. La bajada termina unos metros más allá de las vías del ferrocarril y del arroyo Jóbalo. En el breve tiempo que llevamos de ruta, nos hemos cruzado unas cuantas vacas, que debían ser de una especie extraña, pues lejos de mirarnos con indiferencia, como suelen hacerlo, huían despavoridas a nuestro paso.
Ahora toca subir la segunda "chincheta", ésta de sólo un par de kilómetros y una pendiente media del 7%. Encontramos algunos buenos rampones, alguno de ellos bastante roto y con algunos pedrolos, que van sumando fatiga en nuestras piernas. En el último tercio de este tramo, abandonamos la cañada, dirección oeste, por un camino que nos dirige hacia Garganta de los Montes.Coronado el segundo escollo, empezamos a bajar hacia Garganta de los Montes, enlazando a mitad del tramo con el camino de la Mina, que nos deposita en esta población. El pueblo está enclavado en una garganta y está flanqueado por varias montañas y rodeado por algunos arroyos. Son las 10.00h y circulamos por las bellas calles de Garganta de los Montes, cruzandonos un grupo de bikers que parece van a iniciar su ruta. Salimos por el oeste y cruzamos el arroyo del Orbiduero, donde finalizamos esta bajada de algo más de 3 kilómetros.
Después de la bajada, iniciamos la tercera "cincheta", de 3 kilómetros pero dura por el tipo de terreno por el que rodamos. Lo hacemos por el camino de Canencia a Garganta de los Montes. La primera mitad tiene un desnivel más suave y un terreno más "rodador", pero el calor que ya hace a estas alturas nos obliga a parar unos minutos tras atravesar una portilla. Charleta, agua, un mordisco a una barrita (con este calor no apetece ni comer)... En 6 minutos nos ponemos en marcha para afrontar la segunta parte de este tramo, más duro pero más divertido, ya que circulamos por una buena trialera en subida , adivinando en algunos tramos el sendero oculto entre la maleza, las piedras y los surcos.
30 minutos después de bandonar Garganta de los montes, y después de algun breve "empujabike", hemos vencido al tercer escollo de la mañana, y toca disfrutar de la bajada hasta Canencia, por un sendero estrecho a media ladera del monte Peña Gorda. La senda tiene poca pendiente y la hacemos dando pedales a buen ritmo. La velocidad nos refresca del calor que produce el solazo, que a estas horas ya pega. Entramos en Canencia por el norte y salimos por el sur, para enlazar con la M-629, por la que rodamos durante 1 kilómetro.Poco después de abandonar el asfalto, termina la bajada, que ha durado 4 kilómetros. Nos disponemos a subir la última "chincheta" antes de la larga subida. Lo hacemos por un sendero al norte de la carretera, mucho mas tendido que las anteriores subidas, atrevasando las Casillas de Sancholongo, el arroyo del mismo nombre y el de Cebadillas, que no llevan demasiada agua. Las primeras rampas son duras, y apenas conseguimos velocidades de 10km/h en el ascenso. Tampoco queremos quemarnos, pensando en la subida que tenemos unos kilómetros más adelante. En poco más de 4 kilómetros estamos de nuevo en la M-629, a los pies del largo puerto que nos espera.
Tenemos dos opciones: carretera hasta el Puerto de Canencia o pista forestal, esta algo más larga y dura. Somos bikers y valientes, así que, después de algunas divagaciones, optamos por la segunda. Cruzamos el puente del Vadillo, vigilado por una vaca, ésta de las normales, de las que nos mira con indiferencia, y nos dirigimos a la pista, ancha y en sombra, lo que agradeceremos durante los algo más de 5 kilómetros que nos llevarán al punto más alto de la ruta, a 1.614 metros.
Nos tomamos con calma la subida, flanqueada en sus dos primeros kilómetros por el arroyo de Canencia a un lado y el Collado Bajero al otro. El paisaje es impresionante, rodamos por un tupido bosque de enorme árboles y grandes masas de helechos... naturaleza en estado puro que perfuma el ambiente. Antes de hace un pronunciado giro a nuestra izquierda, cerca del Collado Cimero, paro a estirar la espalda, que últimamente se está portando bien conmigo y tengo que compensárselo.Tras la breve parada, 500 metros más de subida y el monte nos regala 1 kilómetro de llaneo que nos da algo de aire para terminar el ascenso. Después de algo más de dos kilómetros y medio con una pendiente media del 8%, este rellano se agradece. Pero lo bueno acaba pronto, y después del llano, nos toca subir algo más de kilómetro y medio al 10%, pero sabemos que es el último ascenso del día en el que habremos devorado más de 1.200 metros de desnivel positivo acumulado.
Coronamos a las 12.00h, tres horas después de la salida, y lo que tenemos ahora por delante es la parte dulce de la ruta. Acabamos de unirnos con el GR10-1, que en su primera parte, hasta el Puerto de Canencia, es una ancha pista plagada de senderistas, a los que respetamos aminorando la velocidad a medida que nos los vamos cruzando. Bajamos por el GR durante 4,5 kilómetros hasta llegar a la famosa fuente de la Raja (popularmente llamada fuente del Chocho), junto a la carretera donde se corona el Puerto de Canencia. La zona está llena de gente, disfrutando del buen día y del día de fiesta.
Cruzamos la carretera para dirigirnos a la fuente de Navalpinarejo, donde comienza el tramo trialero del GR10-1. A llegado el "tan esperado momento", así que dejamos nuestras monturas a un lado y procedemos a protegernos. Lo hacemos con calma, para saborear el preludio de la ansiada bajada sobre piedras. Unos metros y estamos al inicio. Hacemos una foto antes de empezar, pues sabemos que disfrutamos tanto estos tramos que nunca paramos para sacar la cámara.Tras la foto, entramos en harina, y comenzamos a descubrir la ensalada de pedrolos que tapiza el sendero. La pendiente no es muy pronunciada, y no hay pasos excesivamente complicados, pero las piedras sueltas tienen su peligro... Rodamos sobre los pedrolos ensimismados, buscando la trazada correcta y evitando pisar las piedras sueltas de lado, aunque en algunos casos es imposible y saltan a nuestro paso. Algunos bancos de arena, tres o cuatro curvas cerradas empedradas, un par de pasos complicados donde la duda te puede hacer poner pie a tierra, y mucho, mucho gozo.
2,5 kilómetros después termina el disfrute, y aprovecho para hacer una par de fotos a Jesusla y a Magellan sobre las últimas piedras. Después descendemos un kilómetro más por un sendero hasta cruzar la M-610 y tomar un camino hacia Bustarviejo, paralelo a la carretera y en subida, con algunos rampones duros a estas alturas. Este último kilómetro de subida nos deja en un "chiringuito" junto a la fuente del Collado, donde decidimos hacer la opcional. Un par de cervezas y/o cocacolas y mucha charleta, después de refrescarnos en la fuente, completan la opcional.Tras el merecido refrigerio continuamos hacia los coches. He apagado el GPS, por lo que este último tramo hasta los coche no queda grabado en el track, pero lo hacemos por la carretera, sin saber que a 100m del chiringuito, teníamos el divertido sendero entre árboles, a los pies del cerro del Pendón, que tantas veces hemos realizado en nuestras rutas por la zona y que hubiese servido de colofón a tan magnífica ruta.
Una vez en los coches, a las 14.00h, y bien hidratados, recogemos los bártulos y regresamos a nuestras casas, donde nos esperan nuestras familias y una buena comida, que hoy nos hemos ganado. De camino, charla y planes futuros, aunque eso... ya es otra historia...
Fotos: Gustrek.
