"Breakdown" en el Pendón

Hay zonas que parecen malditas para los bikers de AlcoSanse MTB. Da la sensación que, en algunos lugares, la naturaleza se confabula contra nosotros para que dejemos de visitarla con nuestras monturas, para que no rodemos por sus caminos, para que desistamos de disfrutar sus piedras y senderos. Los alrededores del pico del Pendón, Navalafuente, Miraflores, Bustarviejo, Valdemanco..., es uno de estos sitios.

Es la tercera vez que vamos a realizar esta ruta. En la primera, dos patillas de cambio rotas y un cambio doblado. En la segunda, de los dos bikers que la realizan, uno "peta" y tienen que abortar. En la tercera, la maldición continúa... En todas ellas existen dos factores comunes: el track y... ¡Ñako! ¿Casualidad o causalidad?
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Nos reunimos 2 bikers: Gustrek y Ñako.

DATOS DE LA RUTA
Sábado 4 de junio: 13km, 500m de desnivel de subida acumulado, 1 hora y 10 minutos (1 hora dando pedales).


IMÁGENES DE LA RUTA



CRÓNICA
Este fin de semana tenemos buen tiempo, pero a pesar de ello, pocos alcosanseros dispuestos a disfrutar de sus monturas. ¿El lugar elegido?: las trialeras de los alrededores del pico del Pendón. ¿Los valientes?: Ñako y Gustrek.

A las 8.15h me recoge en casa Ñako para dirigirnos juntos a Navalafuente, en cuyo parking público aparcamos el coche y descargamos nuestras bicis. La mía, con el buje trasero recién reparado y unos nuevos pedales Crank Brothers Candy 3. Nos pertrechamos: casco, gafas, guantes, camel con las protes... A las 9.00h, nos ponemos en marcha, comenzando la ruta por el lugar donde se acaba, es decir siguiendo el track en dirección inversa a la correcta.

Después de un kilómetro y medio nos hacemos conscientes del error, volviendo sobre nuestros pasos para tomar la dirección correcta. La equivocación nos sirve para entrar en calor, que la mañana está fresquita, lo cual se agradece, no nos quedan muchos días de buena temperatura, en breve vendrán los fuertes calores del verano.

Ahora sí, tomamos el camino de Miraflores hacia el oeste, una calle que muy pronto se convierte en pista y que nos aleja del pueblo. Nuestro objetivo es rodear el pico del Pendón, pasando cerca de Miraflores, llegar después a las inmediaciones de Bustarviejo y continuar hacia Valdemanco por senderos y trialeras. Después un bucle alrededor de este último pueblo para subir al Celemín y regresar a Navalafuente por las magníficas sendas y trialeras de la zona. Con este ánimo recorremos los dos primeros kilómetros de pista, que pica hacia arriba.

Continuamos para enlazar con el Camino de las Viñas para dirigirnos hacia Miraflores, a diferencia de rutas anteriores donde lo hacíamos por las veredas de Fuente LLano a los Navazales y de las las Majadas a Belén. El Camino de las Viñas nos lleva al mismo punto, pero por el norte de las vías del tren en lugar de hacerlo por el sur. Este camino es algo más estrecho y accidentado, y sigue picando hacia arriba.

4,5 kilómetros más de ascenso en el que nos cruzamos una par de senderistas y un pastor con sus vacas, que nos mira como diciendo "dónde irán estos, con lo bien que se debe estar en la cama". No voy fino sobre la bici, pero me preocupa poco, siempre empiezo así todas las rutas hasta que encuentro el ritmo con el que voy cómodo. Llegando al este de Miraflores, cerca de la Cañada Real Segoviana, el camino gira 90º hacia el norte, para continuar paralelo al arroyo del Valle y a la cañada.

Aquí encontramos una portilla, con un cartel que reza "Coto privado de caza. Ganado suelto". Como somos ganado y estamos sueltos, la cruzamos para recorrer 1,5km de "sube y baja", algo más roto y con algunas piedras, que nos depositan en otra portilla igual, donde paramos para hacer algunas fotos. Continuamos por la pista, aprovechando algún senderito paralelo que rompe la monotonía de la subida pistera.

Solo nos quedan 2,5km de subida hasta la fuente del Collado, donde se corona la primera de las subidas de la ruta y se empieza a disfrutar de los senderos y trialeras de bajada. La subida nos es excesivamente dura, aunque va castigando las piernas. Antes de coronar, damos caza a tres bikers que comparten nuestros camino.

Llegamos al alto, donde hacemos una parada para reponer fuerzas y disfrutar de lo que nos espera. Algo de agua, media barrita y un poco de charleta completan la parada. Comentamos la jugada de rutas anteriores: en la primera, en este punto, Trabu había roto la patilla de cambio; en la segunda, en este punto, el mismo biker no se sentía con fuerzas y abortaron la ruta volviendo sobre sus pasos a los coches. Aún no sabíamos lo que nos esperaba en la tercera...

Tras los 8 minutos de descanso nos ponemos en marcha. abandonamos la pista y nos introducimos en el bosque, para tomar un sendero corto, pero muy divertido que nos llevará muy cerca de Bustarviejo. Por él se lanza Ñako, yo le sigo. Paro unos segundos para hacer una foto del sendero, tiempo en el que pierdo de vista a Ñako, así que... a por él. Voy rápido, el sendero es un singletrack muy disfrutón entre pinos, con toboganes, raíces, algunas piedras... ¡perfecto!

En uno de los toboganes noto una sensación extraña en la bici, que no sé identificar y a la que no doy demasiada importancia. Sigo dando pedales para contactar con Ñako, pero en el siguiente tobogán, en el punto de inflexión donde termina la bajada, al impulsar la bici para hacer la subida noto que mi mano izquierda se separa del manillar, pero el puño seguía en ella... ¡no me lo podía creer! el manillar se había partido y separado a la altura de la maneta del freno, lo que lógicamente provocó el desequilibrio y la posterior caída, afortunadamente sin consecuencias.

El manillar es un Easton Haven de carbono, con muy pocas salidas y ningún golpe, con el par de apriete de los puños, mandos de cambio y manetas de freno a 4Nm (como recomienda el fabricante), con dinamométrica. Inexplicable, salvo por algún defecto de fabricación. En mi anterior bici llevaba un Easton MonkeyLite, también de carbono, que jamás me dio ningún problema. Aún no salgo de mi asombro...

Alucinado por la experiencia, y dando gracias a Dios de que no hubiese cascado en una trialera donde las consecuencias hubiesen sido catastróficas, me pongo a patear, empujando la bici y sin dejar de mirar el corte limpio del manillar. No sé qué me duele más, si el Easton partido en dos pedazos o el senderito disfrutón y divertido por el que voy caminando en lugar de ir rodando. No os podéis imaginar lo que se sufre mirando cada raiz, cada piedra, cada curva de una senda por la que no puedes montar, grrrrrrrr!!

Finalizando el sendero me encuentro con Ñako, que volvía en mi busca y que me observa atónito ante el espectáculo. Una hora de ruta, 13 kilómetros recorridos sobre la bici... esto se acabó. Ñako vuelve a Navalafuente por el mismo camino por el que vinimos. Yo continúo caminando hasta Bustarviejo para esperarle allí.

En poco tiempo Ñako vuelve hasta el coche, carga sus bártulos en él y se dirige a Burtarviejo para recogerme. De vuelta camino de la tienda donde compré el manillar, para pedir explicaciones al respecto y sustituirlo, con la finalidad de tener la bici lista y quitarme el mal sabor de boca de hoy. Pero mi gozo en un pozo, la tienda está cerrada y tendré que esperar al lunes. Mientras sólo me queda planear aventuras futuras, menos accidentadas espero, aunque eso... ya es otra historia...

Redactado por Gustrek.
Fotos: Gustrek.


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