Naranjera, Vascos y más

Está todo muy oscuro, aunque mi reloj marca las 7:45am del sábado y fuera ya debe estar comenzando a amanecer. Mi compañera de cuarto aún duerme, esta Epic es un lirón. Oigo pasos que se acercan a lo lejos, al otro lado de la puerta. El ritmo de mi cuentakilómetros se acelera: sí, por el ritmo de las pisadas yo diría que es él, son ya muchas mañanas y nos conocemos hasta en estos pequeños detalles…
ASISTENTES
Nos reunimos 8 bikers alcosanseros: David65, Golfer, GusTrek, Jesusla, Ñako, R@ulo, Senderos de Traición y Trabu.

TRACK
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DATOS DE LA RUTA
Sábado 25 de septiembre: 34km, 1.266m de desnivel de subida acumulado, 5 horas y 30 minutos (3 horas dando pedales).

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IMÁGENES DE LA RUTA




CRÓNICA
...Efectivamente, en unos pocos segundos se abre la puerta y ahí está, como casi cada sábado, puntual a su cita conmigo. Prepara la ropa y los aparejos (protecciones, gafas, etc.), que mete en la mochila cuidadosamente para no dejarse nada. Acto seguido, ya con cierta prisa, nos encaminamos a su coche; aunque últimamente me tiene loca, ya que cada día es uno distinto. Por lo que le cuenta luego a su compañero de viaje Raúl, parece ser que en breve ya tendrá uno definitivo. No es que me importe mucho, pero es cierto que en el anterior iba bastante más desahogada.

A las 8:00am llegamos a nuestro habitual punto de encuentro y allí están ya esperándonos la Zesty 314 y su dueño Raúl, la nueva Enduro de carbono con Gustrek, la Canyon verde con Trabu, la Stumpjumper de Jesusla y una desconocida por mí Giant rígida, con su dueño David65. Comparto maletero con la Zesty, con la que voy trabando una relación de amistad forjada por horas y horas de viajes compartidos: nos vamos contando historias de aquí y de allá, y le comento que esta semana (algo raro) no he estado en el taller; finalmente llegamos a El Escorial, lugar de encuentro con la Giant de Ñako y la Focus de Senderos.

Comenzamos la ruta…¡qué nervios! Es la primera ver que la hago, aunque mi biker y sus amigos ya van por la tercera, al menos. Por lo que dicen vamos a tener dos o tres trialeras muy picantes, algo que me hace estremecerme con dos sentimientos contradictorios: por un lado excitación, por la diversión asegurada y por otro, temor por una posible avería que nos deje tirados en mitad de una ruta.

Comenzamos la ruta subiendo, para variar. En seguida nos ponemos en cabeza, guiando a la tropa en las Zetas, donde damos alcance a otro grupo de bikers y los rebasamos. Parece que hoy mi biker Golfer va bien de piernas, aunque tiene que echar pie a tierra en una de las zetas, algo que no le gusta nada a tenor de los gestos que hace. Detrás de nosotros vienen David65, Ñako y los demás.

Al llegar arriba nos espera la carretera, donde Golfer me pone el Twinlock en posición de bloqueo. Cierro las válvulas del amortiguador y horquilla y le doy eso que tanto le gusta de mí: la posibilidad de tener una rígida subiendo en asfalto. Así, sube a buen ritmo, aunque casi llegando a la cima de Malagosto le adelantan esos bikers que en las zetas no habían demostrado su mejor cara, probablemente porque aquéllas son más exigentes técnicamente. Aun así, se pega a sus ruedas y llega arriba con ellos. En pocos segundos llega el resto de nuestro grupo, como siempre cada uno a su ritmo. La Enduro de Gustrek se me queja al oido: “¿pero qué hacemos subiendo por aquí si yo estoy diseñada para bajar trialeras?” La Giant de Ñako y yo asentimos. Enseguida, la Stumpjumper se une al sentimiento generalizado y la Zesty y la Canyon nos miran con gesto de “hay que hacer de todo, hombre”.

Seguimos subiendo camino de Abantos por la pista en tendida subida, donde vamos todos bastante agrupados. Nosotras llevamos nuestra charla (que principalmente se centra en ver qué tal vamos, cómo están nuestros componentes, etc), mientras nuestros bikers llevan las suyas, bastante más banales.

A todos nuestros bikers se les hace la subida de este último tramo bastante más corta que la última vez. Debe ser que están todos más fuertes que entonces, yo no puedo opinar porque en aquel momento estaría aún en la cadena de montaje de Scott, pero es cierto que noto que Golfer últimamente ha cogido mejor ritmo después de un verano algo flojillo. Y el resto, también, se nota que el que más y el que menos echa sus horitas “ilegales”…tal y como me confiesan sus monturas.

Una vez arriba del todo en el pico de Abantos nos abandonan al pie de la roca, como de costumbre, para hacerse unas fotos con unos espectaculares paisajes. Y comienza lo bueno, la primera bajada del día. Un escalofrío estremece mi cuadro, sobre todo cuando veo que, como viene siendo habitual, Golfer lidera el grupo y se lanza a una velocidad endiablada sobre los tremendos pedrolos que hay delante de nosotros.

¡Horror! Golfer se ha dejado el Twinlock en la posición “Traction”, es decir, con 95mm traseros. ¡No tengo forma de avisarle y él está tan emocionado que no parece darse cuenta! Llegando abajo, en una gran piedra, la horquilla pasa sin problemas (como de costumbre) y la rueda trasera golpea violentamente contra aquella, de tal forma que la suspensión hace tope y la cubierta Kenda no puede absorber la energía del choque, rajándose y dejando salir todo el aire en cuestión de segundos. Hay tantas piedras que es imposible ir saltándoselas todas, me dice Golfer.

Bien, primer incidente del día. Paramos y Jesusla le deja una cámara a Golfer quien, para variar, se ha dejado la suya en la otra Camelback, ¡qué desastre de hombre! En pocos minutos, ya con mi Twinlock en la posición “abierta”, seguimos camino por un divertido sendero en bajada con muchas curvas y alguna piedra que hace trabajar mis suspensiones (para eso están) y que nos enlaza con la segunda trialera del día (previa parada a hacer fotos del Valle de los Caídos), la cual es muyyyyyy disfrutona y algo menos peligrosa para mi mecánica.

El primer obstáculo, aquél que Alekz pasó como si nada y que está inmortalizado en un vídeo del magistral Raúl, lo bajo en los brazos de Golfer (como el resto de bicis, todo sea dicho). Si no está el Crazy Mexican el nivel de espectáculo baja enteros, qué duda cabe. Pasado ese tramo, de nuevo, Golfer me coloca en primera posición de descenso. Creo que el curso de conducción de hace unas semanas le ha servido de algo a mi biker. Ahora le noto que anticipa mejor las situaciones mirando más adelante, lo cual le permite ir más rápido porque tiene más tiempo para tomar decisiones. Aunque también es cierto que en algún tramo noto que frena algo más tarde de la cuenta o entra a más velocidad de la adecuada y tiene que “improvisar” escapatorias que hoy, afortunadamente, se saldan sin consecuencias. Hay que seguir practicando.

Le ayudo en los pasos más técnicos con mis tragonas suspensiones, así que los pasa sin problemas. Eso sí, mis frenos echan humo al final de la trialera, aunque no sé cuál de los dos está más excitado cuando paramos en el famoso árbol caído. En unos minutos aparece la Giant, a la cual su biker David65 hace bajar muy rápido para tratarse de una rígida. Después, uno por uno y no recuerdo si en este orden, llegan la Stumpjumper, la Enduro, la otra Giant (doble) y la Zesty. La Focus y la Canyon, con sus bikers, no llegan. Así es que, después de 15minutos de espera, algunos bikers (David65, Jesusla y Raúl) deciden subir andando a buscarles, pues es obvio que algo ha pasado. Otros 10 minutos más tarde aparecen todos: se habían ido por otro camino y cuando quisieron darse cuenta (¡llevaban GPS!) ya estaban bastante lejos del track correcto. La ruta se está retrasando bastante, aunque todas (y todos) estamos disfrutando de lo lindo, por supuesto.

A continuación llega el tramo que nos enlaza con la tercera trialera del día (“la del cauce del río”, como la han bautizado nuestros bikers). Este tramo no tiene mucha historia, aunque oigo a Gustrek decirle a Golfer que no recuerda que tuviera esas últimas cuestas arriba. De cualquier forma la Enduro sube bastante rápido, aunque se queje de que no está hecha para eso: el biker pone las piernas (y quién sabe si las bayas, jajajaja) para contrarrestar la inapropiada geometría y suspensiones para estos menesteres. ¡Y vaya si lo hace!

Esta tercera trialera, conocida también por mi biker como las anteriores (lo noto por cómo traza y la confianza con la que baja), es también muy rápida y tremendamente disfrutona. No quita para que pasemos un par de situaciones límite, en las que pongo de mi parte para ayudarle a solventarlas: un extra de agarre lateral de mis Kenda gracias a esos tacos maravillosos, que hace que un derrape de las dos ruedas se quede en eso; y un punto de frenada adicional que ayuda a evitar meter la rueda delantera en una rodera a la que llegábamos a una velocidad (como de costumbre) de locura.

El último tramo, de piedras sueltas, sin problema. Ahí, con mis 150mm delante y detrás, le doy a Golfer esa sensación de alfombra tragona que tanto le gusta. ¡Cada día nos compenetramos mejor! Cuando llega la Giant rígida veo que su biker David65 trae la pierna dañada y su brazo lleno de sangre…¡parece que se ha peleado con un gato! Me cuenta la Giant que el tema del brazo han sido unas zarzas demasiado cariñosas y parece ser que lo de la pierna es que pillaron en un tramo anterior. Son las cosas del MTB, nadie está a salvo.

Nos reagrupamos y Golfer aprovecha para anunciar en público que a continuación va a subir “tranquilo”, ante la sorna del resto del grupo por lo que parece ser un comentario recurrente y nunca llevado a cabo. Las otras bicis me miran y yo no sé qué decir, sólo que es cierto que este biker que me ha tocado en suerte no puede ir tranquilo nunca, está en su esencia .
Pero sí, hoy Golfer ha decidido darse un respiro para poder bajar como se merece la famosa trialera de Los Vascos, que viene al final de la ruta.

Y comienza la subida hacia Malagosto de nuevo. El primer tramo es por pista y se establecen, como casi siempre, varios grupitos en función del ritmo de cada uno: la Enduro y la Giant doble suben como exhalación, esos no van tranquilos hoy, no…jajajaja. Después les seguimos la Canyon y yo con los bikers que nos propulsan; vamos a un ritmo que, sin ser lento, podría ser más vivo. ¡Va a ser verdad que hoy se están dando un respiro para afrontar la bajada más descansados! Justo detrás vienen la Zesty y la Focus, con la Stumpy y la Giant rígida cerrando el grupo.

Llegamos a Malagosto después de una pestosa subida por carretera de casi 3kms, donde una vez más pongo mi bloqueo al servicio de mi biker. ¡Cómo lo agradece! Y una vez allí, discusiones sobre cómo coger la famosa trialera de Los Vascos. Nosotras nos miramos las unas a las otras perplejas, ¡que llevamos prisa, acelerad el tema! Finalmente tiran por la calle de en medio y no hacen caso ni a Jesusla, que ya había venido antes y que propone desandar nuestros pasos para cogerla desde más arriba (la idea de subir más no agrada a más de un biker); ni a Gustrek, que propone ir hacia abajo y cogerla en una curva de la carretera (nos perderíamos un tramo, lógicamente).

Monte a través llegamos a la mencionada y famosa trialera. Los bikers se ponen las protecciones (los que las llevan, claro) y se lanzan despendolados a quemar adrenalina. Salgo aquí detrás de la Giant rígida, aprovechando para ver cómo se comporta en este tipo de terreno y el plus de técnica que debe aportar el biker para suplir el extra de mm delanteros y sobre todo, la amortiguación trasera. En un par de pasos veo que se acerca demasiado al borde del sendero, y finalmente en un momento dado nos deja pasar.

Noto que mi biker se pone “al ataque”, en posición de descenso y me pide ese extra de todo (frenos, suspensiones, agarre, etc.), como siempre en las mejores trialeras. Ya estoy acostumbrada y estoy hecha para esto, en este momento no me importan los posibles daños, sólo veo la trialera y nuestro objetivo común es bajar lo más rápido posible. Me pongo a pensar en la pena que me dan esas bicis de All-Mountain y Enduro que no salen de las pistas y los caminos. Pobres, lo que se pierden.

En esas estaba cuando de repente noto un picotazo en mi rueda trasera y psssssssss, otra vez pinchada. Llegan los demás bikers y, después del cachondeo, Jesusla nos vuelve a dejar otra cámara (y se queda sin ellas; muchas gracias, Jesús). Mientras monta la cámara, Golfer les dice que vayan bajando y que al final nos vemos. Así lo hacen. Todos menos la Focus con su biker Senderos, que llegan después y se quedan a ayudarnos. Una vez arreglado, seguimos juntos. Noto que Golfer está ligeramente frustrado y entiendo por qué. Tanto tiempo esperando esta trialera y ahora no podemos disfrutarla a tope por temor a volver a reventar la rueda. Yo siento rabia por no poder ayudarle en esta situación.

Bajamos ahora, por tanto, con mucho más cuidado, disfrutando de otra manera (también sortear pasos difíciles más despacio tiene su gracia) hasta que alcanzamos al resto del grupo (excepto la Enduro con su biker y la Giant rígida con el suyo) que nos está esperando en una pista que cruzamos posteriormente para continuar la trialera. Golfer sigue bajando “contenido”, aunque casi llegando al final se encuentra con el obstáculo que Raúl le ha descrito bien durante la ruta: el árbol y la valla que han presenciado multitud de tortazos, perfectamente inmortalizados en vídeos accesibles a todo el mundo a través de Youtube. Una familia está abajo y, ni corto ni perezoso, mi biker se lanza al reto. Es un todo o nada: la gloria de ver a los senderistas poner los ojos como platos o la nada de pegársela justo delante de sus narices, con la humillación que eso conlleva.

Pasamos por la izquierda: yo, como buena montura, confío en su intuición para elegir la trazada correcta. Noto como su culo roza con mi rueda trasera…y en dos segundos estamos abajo sanos y salvos. Una vez más, hemos funcionado como un buen equipo y el resultado es el éxito, ¡BIEN! Algo más abajo están la Enduro y la Giant rígida, con sus bikers indicando de una forma algo rara a Golfer (por la izquierda…no, por la otra izquierda, jajajaja) Nos damos la vuelta para ver si alguno más se atreve con el reto y, cómo no, es Ñako quien guiando su tremenda Giant se lanza.
Pero él lo hace por la derecha (cada biker es un mundo, está claro) y cuando ya lo tiene superado se cae lateralmente, apoyándose en la valla. La Giant y yo coincidimos en que cuenta como reto superado.

Desde aquí hasta el coche ya quedan escasos 300m, sin más historia. Mi cuentakms marca unos 33kms y son las 15:00h (¡hemos empezado a las 9:30h!) Hay que salir pitando. Un día más me voy a casa con la sensación de completitud y la felicidad rebosa mis mecanismos. ¿Llevo la cámara trasera destrozada? Sí ¿Han sufrido mis suspensiones con las tremendas piedras? Si ¿Ha saltado alguna piedra golpeando mi cuadro? Sí. ¿Y qué importa todo lo anterior, cuando una está hecha y vive para esto? Nos seguiremos viendo por los caminos y, sobre todo, por las trialeras.

Redactado por Scott Genius 50 (Golfer).
Fotos: R@ulo.

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