"Quod potui" en el Soplao

Cuando llegamos a Hoz de Anero, a la casa en que nos acogían Maria Eugenia y Alfonso (gracias ante todo) donde comimos, descansamos, charlamos y nos reimos, vimos en la entrada algo que sería el más fiel reflejo de un evento titánico como los 10.000 del soplao.

Teníamos claro que esas palabras que daban nombre a la finca, serían el reflejo de nuestras experiencias al dia siguiente para recorrer los 165 kms. “QUOD POTUI“, que significa “se hizo lo que se pudo”, parecia un presagio y una señal para lo que nos esperaba a cada uno de nosotros, que al día siguiente, una vez tomada la salida, hicimos lo que pudimos, unos más y otros menos, pero al fin y al cabo, lo que pudimos.

ASISTENTES
Nos reunimos 5 valientes bikers, alcosanseros y pakets: Bluebullet, Jeby, JRomero, Magellan y Volko.

DATOS DE LA RUTA
Sábado 22 de mayo: 162km, 4.500m de desnivel de subida acumulado.

haz click sobre la imagen para aumentarla


CRÓNICA
Fue allá por septiembre del 2009 cuando me planteé coger la bici con cierta frecuencia, buscando una grupeta con la que salir a pasármelo bien, conocí a los Alcosanseros.

Recuerdo que en la primera toma de contacto con el grupo empecé a oir algo sobre el famoso SOPLAO, yo no tenía ni idea de qué se trataba. Oryctes le comentaba a Dani que esa famosa ruta de esfuerzo extremo había que hacerla, aunque fuera una vez en la vida. Ahí quedó mi primera noción de la existencia de los 10.000 del soplao. En rutas posteriores fui conociendo a más bikers entre Pakets y Alcosanse como fue Jeby, JRomero, Magellan etc.

Poco a poco me fui enganchando a esto del “montan bique” y me animé a participar en varias pruebas cicloturistas. Sin ser muy consciente de lo que hacía, me apunté a casi todo lo que planteaban estos tres últimos personajes, me ausenté en Valdemorillo por un viaje de trabajo y en los 101 peregrinos porque el cumpleaños del “patriarca” de la familia era ineludible, pero me estrené en Colmenar Viejo, Sonseca y Aranjuez.

Llegó enero del 2010 y la preparación de la temporada maratoniana se las prometía, pero entre unas cosas y otras lo que parecía que iba a ser un entrenamiento intensivo de soldados yankees tipo “la chaqueta metálica”, se fue poco a poco desinflando, quedando en tan sólo unas 4 o 5 rutas “algo exigentes” si lo comparamos con lo sufrido este pasado sábado. Bueno no estoy aquí para irme por las ramas y lo estoy haciendo así que al grano.

El viernes 21 quedamos Jromero y yo para subir juntos hasta Hoz de Anero, pueblo en el que fuimos acogidos por Don Alfonso y Doña María Eugenia a los que acompañaba nuestro guerrero imperial Jeby, que previamente ya habían recogido los dorsales en Cabezón de la Sal. Nos contaron que se habían encontrado a Volko y a su compañero de curro de comida, cañas y pacharanes, con la familia de Volko primero y ellos dos despues, asi es como es, que mejor manera de llenar las reservas que con comidas copiosas y copas digestivas.

Llega la hora de cenar y nos mandamos un plato de pasta entre pecho y espalda mientras nuestra anfitriona nos cuenta la historia de la casa, en la que se hizo “QUOD POTUI” o lo dicho en nuestro idioma “se hizo lo que se pudo”. Acordamos levantarnos a las 5:15 de la mañana para tener tiempo suficiente de desayunar, visitar al señor roca y llegar a Cabezón holgadamente. Magellán se levanta el primero, prepara el café y despierta al resto, lo noto inquieto como impaciente, está deseando salir pienso. Desayunamos y nos dirigimos hacia el infierno.

Entramos en Cabezón y lo que parecía que iba a ser un reto (el aparcar) no nos lleva más de 5 minutos, todo gracias a los escondites que sólo Alfonso y unos pocos más conocen. Bajamos las bicis de los coches, nos ponemos los paket trajes, la crema solar y nos acercamos a la salida, faltan unos 15 minutos para salir y me siento como en el Ganges (peña por todas partes cual sardinas en lata), de repente escuchamos el chupinazo y poco a poco vamos avanzando, Jeby decide tirar “pa lante” y los demás como siempre tranquilos, siendo conscientes de lo que nos espera. Al poco tiempo de empezar también se pierde Jromero, que decide tirar a su ritmo, y es que está claro, como bien comentó Golfer el otro día, en este tipo de rutas o vas a tu rollo o te puedes hundir.

Magellán y el menda van como ya va siendo habitual juntos de charleta, vacilando, de risas, disfrutando del añorado mar y de las increibles vistas de las que consta la ruta. Los primeros kms no implican dificultad alguna salvo algún rampón con algo de dificultad técnica que sumada a la aglomeración de participantes nos obliga a poner pie a tierra. Llevamos unos 18 kms y ya he visto de todo, caídas, una tía con una bici de 29″ singlespeed, un personaje con chanclas y pedales automáticos y un tipo que lleva a modo de guardabarros trasero una pata de jamón atada al sillín, al que le preguntamos si era o no de carbono, con lo que se pueden imaginar las risas que causaba el personaje en cuestión.

Proseguimos nuestra andadura hacia el primer avituallamiento, ya se empieza a notar lo que todos presagiabamos, el día iba a ser extremadamente caluroso. Llegamos al km 22, primer avituallamiento en la Ermita de San Antonio y obligada “parada del hijo puta” para mear rápido, comerte un plátano y proseguir. Personalmente no tenía el perfil en mente, lo había visualizado en alguna ocasión pero no era consciente de lo que me esperaba, quizás gracias a eso terminé, decirles que en ningún momento consulté el cuenta kms, de hecho lo tenía tapado con cinta aislante que no quité hasta la entrada en meta.

Comienza el primer puerto hacia las cuevas del Soplao, me encuentro bastante bien y decido ir a mi ritmo, es decir plato chico y piñones a medio régimen, este puerto de 8,5 km tiene algún rampón que se las trae, pero finalmente lo supero sin poner pie a tierra, estoy en el segundo avituallamiento dónde me hidrato y como algo, me encuentro con Jromero que ya se pira y yo cuando termino de comer decido hacer lo mismo, pero de repente me encuentro a Alfonso, le sujeto la bici mientras va a coger algo de comida y enfilamos la bajada que nos conduciría hasta Puente Nansa, tras un tramo de carretera. Es en esta bajada en la que pincho la rueda trasera, me pregunto porqué no me habré pillado un kit tubeless, entre los dos arreglamos el pinchazo y proseguimos nuestro camino.

El siguiente puerto es el del Monte de Aa, yo seguía ignorando dónde me había metido, vuelvo a meter mi desarrollo de subida y tiro, me sigo encontrando bien, el calor se combate con una hidratación casi continua. Desconozco lo que me queda por delante y mientras paso a gente les voy dando ánimos, intentando convencerles de que el final estaba cerca y que ya no nos quedaba nada, iluso de mí, es lo que tiene salir a montar sin ser consciente de la dureza de la prueba. Corono el Monte Aa y decido parar un poco para hacer aguas menores y de paso esperar a Magellán, al ver que no venía me asomo desde lo alto del monte, a ver si mi vista de halcón lo localiza, pero mi gozo en un pozo, decido tirar y ver si nos volvemos a reencontrar más adelante. Estoy sólo y me gozo la bajada, medio picado con otro que me gana el interior en una curva sacando la pierna como en el motocross, al que le grito “Vamos Rossi” y prosiguo mi andadura hasta el área recreativa Casa del Monte, 3er avituallamiento dónde entre bollería, plátanos de mi tierra y coca cola, recargo las reservas de glucosa para afrontar un nuevo puerto, la subida a El Moral.

Es aquí dónde para mí comienza realmente el infierno, la subida se hace eterna, 11,5 km dónde se ascienden 716 m de desnivel, con una pendiente media de 6,2%. Con calma meto plato pequeño y piñones grandes, que alterno con piñones medianos cuando me pongo de pie para cambiar de postura, la gente me pasa y yo paso a alguno que otro, al que le canto aquello de Raffaella “Explota explota mi amor, explota explota mi corazón..” la gente me mira raro jajajaj. Deben ser cerca de las 2 y el sol aprieta de lo lindo, me uno a un grupillo con el que alterno la cabeza, de repente me encuentro a un chaval con la bici que regalaba el Banesto con cantilever, calapiés y 21 cambios, tal y como se la dieron, sin horquilla ni ningún avance, pensaba “este tío si tiene cojones!”, y todavía hay gente que se excusa en su bici para explicar que va petao, que cojan ejemplo.

De repente pasa un coche de la organización, avisando de que iba a pasar la cabeza de carrera en sentido contrario, me digo que no puede ser, es imposible que ya no les quede nada para terminar y a mí todavía me quede tanto. Finalmente corono el interminable puerto y conozco al famoso hombre de los cencerros de 5 kgs que se dedica a animar de forma un poco peculiar a todos los participantes. Entre sus comentarios podemos citar algunos como:

- “Pareceis cansados, no sabeis lo que os espera…”
- “Venga coñoooo que vais muy despacio…”
- “Que esto no es la Castellana, que esto es el infierno cántabro…”
- “Nunca estais contentos un año que si hay lluvia, este que si hace calor, pues el que viene nieveeee!!!”
- “Esto es lo que hay todo para arriba o para abajo…y este año quitamos las cuestas abajo!!!”

Sólo le faltó darnos con un látigo, o tirarnos el pedazo cencerro a la cabeza, yo simplemente me quedé flipando. Paro un poco, me empieza a doler la cabeza, el cuello y los muslos. Tengo la solución, nolotil pal tormo y feldelgel para evitar calambres, me voy recuperando de las dolencias mientras desciendo hasta el área recreativa “Llano Castrillo” dónde hay un ambientazo entre participantes y domingueros. Me como un par de sandwiches, una cocacola y un plátano mientras descanso en la sombra, por lo visto lo que viene ahora es un puerto de 15 km hasta la Cruz de Fuentes.

No puede ser pienso, cómo es posible que la cabeza de carrera ya esté comiéndose un solomillo en casa y yo esté aquí sufriendo tanto. De repente veo a gente lavando las bicis con una manguera, paso de mi bici y en cuanto llega mi turno cojo la manguera como si fuera la alcachofa de la ducha y me empapo con agua fresca de arriba abajo, que gustazo con el calor que hacía, me cambio de calcetines y de repente diviso a Alfonso, que me achucha para que nos pongamos en marcha de inmediato, lo veo agobiado, saco mi vena canaria y le digo que se relaje que vaya al baño mientras termino de prepararme, por mi parte esto ya se hubiera acabado, pero el infierno acababa de empezar.

Comienza el ascenso con el calor que sigue apretando, me distancio en la subida y a unos 4 kms del final decido ponerme a andar, no puedo dar una pedalada más y para estar parado a un lado prefiero intentar recuperarme subiendo a pata. Se me hace eterno y la recuperación no llega, es más el caminar me sigue petando pero más light, tengo el estómago raro, he visto gente vomitar y la ingesta de alimentos al estilo “anaconda” me pasa factura, aún así no llego al punto de no retorno y prosigo mi andadura con la esperanza de que la brisa de la cumbre me ayude a recuperarme, aunque no es el caso, estoy petao y dudo si voy a poder o no con el diablo cántabro. Más por inercia que por otra cosa continúo la marcha hacia Puerto Palombera y Venta Vieja, dos mini puertos mucho más tendidos, pero da igual voy petao y cualquier mínima cuesta me obliga a meter plato chico.

De repente me veo en una larga bajada que pasa por Tojos y que nos conduciría hasta Arroyo de Juzmeana dónde hay un avituallamiento en el que decido parar a comer y estirar como pueda. Estoy más allá de lo reventado, veo a la gente con la cadena engrasada y pienso, es mejor no hacerlo a ver si rompo algo y tengo la excusa de abandonar jajjaja. Decido continuar y llego a la base del Moral, que por lo visto hay que subir ahora por su otra cara, sólo quedan 9 km de subida y todo bajada, me intento convencer de que lo peor ya ha pasado y comienzo el ascenso, a los 3 kms decido echar pie a tierra y me pongo a caminar pensando que después de lo ya realizado, este puerto no podría conmigo, así que despacito llego a la cima muy cansado, con molestias en una zapatilla por tanto caminar y después de haber visto al diablo, a la virgen María y a San Pedro.

En lo alto conozco a tres pirados más que decidieron hacer la ruta en bicis 29er en Single Speed y sin horquilla de suspensión, los veo mucho más enteros que yo y después de un rato de charleta me pongo en marcha para enfilar la bajada más esperada de toda mi vida, por la posición del sol deduzco que deben ser las 9 y poco, no he sido consciente del tiempo ni de los kms en toda la ruta, simplemente he tratado de disfrutar de una satisfacción personal que supera con creces el esfuerzo realizado. En el descenso dudo entre ponerme el chaleco y las luces o continuar bajando con cuidado, por vagueza prosigo tal cual.

Llego a la carretera quedan 4 kms de llano hasta el final, paso por algún pueblo y el ánimo de sus gentes me da fuerzas para meter el plato grande, entro en Cabezón el ambiente es una pasada, me siento tan importante como el primero, veo la meta, no me lo puedo creer, suelto el manillar, levanto los brazos y mando besos a todos los presentes (en especial a las féminas jajja), la gente se ríe, la sensación de satisfacción es indescriptible lo he conseguido, 13 horas y 55 minutos en los que me he curtido en el arte del sufrir, simplemente no soy consciente de lo que he hecho. Destapo el cuenta kms y me río, llamo y me reuno con JRomero y Jeby y comentamos la experiencia.

El primero llegó fresco como una lechuga dos horas antes y Jeby, desgraciadamente tuvo que abandonar en el km 120 por un corte de digestión, la ingesta de algún pastelito en mal estado por las altas temperaturas que sufrimos, hizo que su estómago no lo dejara continuar, ya que tras vomitarlo todo corría peligro de deshidratación, según le comentó el médico de carrera y le hizo bajar por la carretera no sin oponerse varias veces, hasta que convencido por otro biker y aplicando algo de sentido común, al menos el poco que nos queda, tiró para abajo con la espina clavada de no poder finalizar su Soplao, marcándose aún así 157 kms para llegar a meta, parece ser que esta causa fue la que provocó el abandono de bastantes personas y es que la nata y el sol no son compatibles y mucho menos sanos para los estómagos. Una pena el abandono pues el tiempo en el que estaba rodando oscilaba entre las 9.30 - 10 horas.

Pregunto por Alfonso y comenta Jeby que le llamó con voz de ultratumba para que le fuera a buscar, había petado en la subida a Cruz de Fuentes, cuando Jeby ya estaba en Palombera con el coche para recoger al abuelo del grupo, recibe un sms, es el afectado, en su siesta de recuperación y espera de repente apareció Volko y le animó a seguir tranquilamente.

Un hecho a destacar es que en lo alto de El Moral a Volko le entró el mono tabaqueril y como se había dejado los pitillos en el coche para no desentonar, le pidió uno a un tipo de la organización. Como bien dijo al final “subí el Moral y me fumé un cigarro viendo el anochecer, con dos cojones…” si es que la gente del norte es dura dura jajjaja. A eso de las once y poco llama Alfonso que ya estaba en la meta, salgo en su búsqueda y le recibo con un abrazo. Su cara es un poema, le ha salido hasta chepa y por lo visto hizo el descenso sin las gafas, por lo que iba en modo sonar y rezando porque no le pasara nada.

Posteriormente nos reunimos con Volko que está como una puncha como se dice en mi tierra (es decir, de puta madre) nos cuentan su épica lucha contra el diablo, nos felicitamos, nos hacemos las fotos de rigor y nos vamos a casa para ducharnos, cenar algo y dormir, son las 2:30 de la mañana y llevamos unas 22 h despiertos en los que nuestra vida ha cambiado, nos sentimos diferentes por las experiencias vividas y nos acostamos.

Ah!, encontré una bici de mi talla, pero no me convenció el tema de que el cuadro fuese de madera.

A las 7:30 de la mañana del domingo me despierto, no puedo dormir, entiendo que se debe al sobreesfuerzo, la claridad del día y a un JRomero que con sus suspiros de esfuerzo, comentarios incomprensibles y casi ronquidos me han dado la noche, parecía que estaba haciendo el soplao por segunda vez jajajja.

Nos levantamos sobre las 10:30, desayunamos, bañador y a la playuca. El agua está fría y hace viento con lo que las ganas de bañarnos disminuyen, pero qué coño, ayer estuvimos en el Soplao, esto no nos va achantar, salimos corriendo y pal agua. Llega la hora de comer, nos reunimos con Doña Eugenia y nos comemos unas raciones cojonudas, ahora toca lo peor, la vuelta a casa con la plena satisfacción de un fin de semana aprovechado al máximo. Nos despedimos y partimos cada cual como vino.

No quiero dejar de mencionar los ánimos de los habitantes de los pueblos por los que pasaba la prueba, alguno tan bonito como Carmona dónde me emociono, diviso a una señora mayor que me sigue la mirada, suelto la bici y le hago el gesto de Contador, pero en vez de con pistola con escopeta, la señora se parte de risa y yo prosigo felizmente al ver que le he sacado una sonrisa a una doña que parecía bastante seria.

Y al final, todos y cada uno de nosotros, como podéis ver, hicimos lo que pudimos.

AUPA PAKETS!

Crónica redactada por Bluebullet.
Prólogo y retoques por Jeby.
Fotos por Jromero.
Logistica y alojamiento por Magellan.

data:newerPageTitle data:olderPageTitle data:homeMsg