Encerrona Paket en El Atazar

¡Qué gran día!, la ruta, a priori, entretenida, se convirtió en una de las mejores de los últimos tiempos. Exigente técnicamente, dura físicamente, 1.300 m de desnivel acumulado en 44km, bueno, esos son los datos, pero si contamos con los 8 primeros kms, completamente llanos, podemos decir que nos “cascamos” 1.300 metros de desnivel acumulado en 36 kms.
ASISTENTES
Nos reunimos 10 bikers, entre alcosanseros y pakets: Arandino, Blackmoon, Davidson, Fernando, Gustrek , Jesúsla, Ludupe, Ñako, Paco y Senderos de Traición.

TRACK
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DATOS DE LA RUTA
Domingo 7 de febrero: 42,4km, 1.387m de desnivel de subida acumulado, 5 horas y 15 minutos (3 horas y 30 minutos dando pedales).

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IMÁGENES DE LA RUTA

CRÓNICA
A las 9:00h del día 7 de febrero, nos habíamos citado los asistentes en El Berrueco. Entre Paket Bikers y Alcosanseros, sumábamos diez aguerridos bikers, Blackmoon, Arandino, Senderos de Traición, Davidson, Fernando, Paco, Ñako, Jesúsla, Gustrek y Ludupe.

El comienzo de pedaladas, esperanzador, 8 kms. De sendero rápido y revirado por la orilla del embalse del Atazar. Reagrupamiento al final, y de cabeza a la trialera que nos conduciría hasta la presa de Villar. Impresionante construcción entre paredes de piedra natural, que dibuja un impresionante paraje ante nuestras atónitas miradas.

Lo siguiente, una pista sube y baja hasta el pueblo de Robledillo de la Jara, donde nuevamente reagrupamos, y empezamos la primera dificultad importante del día, una subida de 5 kms, que en principio, es bastante asequible, pero que en su parte final, tiene rampas, que rondan el 15% de desnivel, que nos hacen terminar con la lengua por los suelos.

Una vez arriba, parada para repostar y comentar lo que llevábamos de ruta. Pero hace frío, y en breve, nos tiramos a tumba abierta por la pista de bajada, en dirección a una de las colas del embalse de El Atazar.

A mitad de bajada, algunos en su afán de ponerle picante a la bajada, deciden acortar por el cortafuegos, pero resultó ser el hermano pequeño de lo que suele ser un buen cortafuegos, y aunque entretenido y con buena pendiente, el terreno no era nada complicado.

Al llegar abajo, un paraje inolvidable. Un río metido entre montañas, con hierba verde, y zonas arboladas, parecía que estábamos a cientos de kilómetros de nuestras casas.

Pero se acababa lo bueno, llegaba otra larga subida en dirección al pueblo de El Atazar, que aunque tendida, hizo que la piernas empezaran a estar algo pesadas.

Antes de llegar al pueblo, nos desviamos para disfrutar con la trialera que nos dejaba en la carretera que nos llevaría directamente al muro del Pantano de El Atazar.

Fotos de esta impresionante construcción, y subida con duras rampas por carretera hasta el cruce de direcciones. En este punto debíamos decidir si nos lanzábamos por carretera hasta nuestro punto de partida y fin, o nos adentrábamos en el entramado de senderos de la zona, en busca de emociones fuertes.

Y como la cabra tira al monte, a los 5 minutos estábamos metidos en un sendero precioso entre pinos que empezaba a augurar como sería lo que nos quedaba de ruta.

Los senderos se convertían en imposibles de subida, pero impresionantes de bajada. Algunos intentaban subir las rampas con el molinillo puesto, pero resultaba una labor complicada, y la mayoría claudicábamos a la mitad, y empujábamos la bici.

Otro cantar eran las bajadas, senderos rotos, con zanjas, piedra de pizarra completamente suelta, desniveles imposibles, bufffffffffff….. como disfrutamos, ¡¡qué trialeras!!, cortas, medias, y una larga final, que disparó nuestros índices de adrenalina.

Las caras al terminar la última trialera del día nos delataban, había sido un tramo de los que no olvidaremos fácilmente, unos 7 kms de imposibles subidas, imposibles bajadas, senderos, piedras, zanjas….creo que no hacen falta más explocaciones.

Tal sensación teníamos que la subida que nos esperaba, se hizo menos dura. Unas complicadas rampas, que solo subieron encima de sus monturas Ñako y Senderos de Traición, a los que les va el molinillo.

La dura subida, dio paso a una asequible y facilona pista que nos condujo de nuevo a las inmediaciones de El Atazar, eso si, haciéndonos pasar por otro par de trialeras, fáciles, pero muy divertidas.

Con la llegada al coche, nos invadía la satisfacción de haber hecho una ruta impresionante, y la vuelta a casa, sería recordando las imágenes que este paraíso del MTB, nos había dejado guardadas en nuestra memoria para siempre.

Se había hecho tarde, así que la opcional estaba complicada para algunos. Otros decidimos comentar la jugada al abrigo de unas cervezas y unos bocatas.

Redactado por Davidson.
Fotos: Arandino, Blackmoon y GusTrek.
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