El Balcón del Diablo v1.0

Existen lugares que un mountain-biker debería visitar al menos una vez en la vida. La Sierra de Hoyo de Manzanares es una de ellas. El "Imperio del Granito" posee todo lo que buscamos aquellos a los que nos apasiona el MTB más endurero: caminos revirados, senderos estrechos y enraizados, trialeras con piedras, pedrolos y rocas, subidas imposibles... placer en estado puro. Por falta de tiempo, nos ha sabido a poco, de ahí el título de esta entrada: v1.0, habrá más versiones en breve...


ASISTENTES
Nos reunimos 13 bikers: Alekz, Bluebullet, Davidson, Elcangri, Elrafy, Jesusla, Jromero, Golfer, GusTrek, Magellan (antiguamente conocido como Alfonso), Ñako, Tomy y Trabu.

TRACK
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DATOS DE LA RUTA
Sábado 28 de noviembre: 26,6km, 880m de desnivel de subida acumulado, 3 horas y 50 minutos (2 horas y 20 minutos dando pedales).

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IMÁGENES DE LA RUTA

CRÓNICA
A las 9.00h nos hallamos los 13 atrevidos bikers, entre alcosanseros y paket, que nos habíamos citado frente al cementerio situado al este de Hoyo de Manzanares. El termómetro marca 0º, temperatura perfecta: ni frío ni calor. Accuweather pronosticaba temperatura baja pero ausencia de lluvia y, una vez más (o no), acertó. El cielo estaba cubierto por una densa capa de nubes, y algunas zonas próximas envueltas por la niebla. Nos pertrechamos: ropa de abrigo, cascos, guantes, mochilas, protecciones y demás útiles "bikeros"; a las 9.15h subimos a nuestras monturas y comenzamos camino...

Recorremos unos metros de carretera alejándonos de Hoyo para entrar en un camino hacia el nordeste, rodeando la finca del Morreo, durante 3km en los que vamos realizando un ascenso ligero hasta llegar a la Casa la Fragua, donde tomamos la Colada de Las Cañadas y Picazos. Este último es un sendero que nos anticipaba el tipo de terreno mayoritario que nos íbamos a encontrar el resto de la ruta: estrecho, revirado, enraizado y con rocas que nos invitan a tirar de manillar. Otros 4km rodeando Hoyo por el norte, en un sube y baja divertido por el tipo terreno, hasta llegar a la Casa de las Rozuelas.

Unos metros más y entramos en faena: nuestra primera trialera. Vemos que existen varias opciones y buscamos a Davidson, nuestro guía, con la mirada. O tenemos la vista muy nublada, o nos falta la mitad del grupo. Tras un buen rato de espera, Magellan desanda el camino en su busca y yo lo avanzo por si nos hubiesen adelantado en la espera del cruce. Ambos volvemos sin éxito, pero, en breve, aparece el grupo "perdido", que se habían visto obligados a realizar la primera parada técnica del día, en este caso por un pinchazo.

Una vez reagrupados comenzamos a disfrutar descendiendo por grandes pedrolos durante algo más de 1km, donde Elcangri, que rueda por primera vez con nosotros, demuestra su gran capacidad bajadora. Llegamos a un cruce en el que, por miedo a girar al este y volver a Hoyo, seguimos de frente, equivocando el camino (una vez en casa y descargado el track del GPS compruebo que 50 metros más al este, estaba el camino correcto). Hemos entrado en un bosque muy cerrado, de árboles y arbustos de ramas secas y duras que se van tronchando a nuestro paso. En algunas zonas apenas entra la bici y tenemos que bajar y subir de nuestras "burras" , esquivando la maleza, en unas cuantas ocasiones. Tras poco más de 1,5km, cruzamos el cauce seco del arroyo de las Lanchas de Castilla y encontramos el buscado sendero: Camino de Galapagar.

A partir de este punto comenzamos la ascensión hasta el Balcón del Diablo. Son 5km de subida continua en los que nos elevamos 300m. La pendiente no es excesivamente alta, pero el estado del camino no ayuda mucho: muchas piedras, unas sueltas y otras no, arena, algún surco que otro... Comenzamos a tirar GusTrek, Golfer, Jromero, Tomy y Alekz, adelantamos a algunos bikers que disfrutaban de la zona y abrimos algo de hueco, haciendo que el grupo se estire. Reagrupamos en el cruce con el camino que lleva a la cascada del Covacho, para que nadie "desaparezca" inesperadamente.

Reunudamos la ascensión, tomando de nuevo el mismo grupo la iniciativa. A partir de aquí el terreno se complica: rocas, mucha piedra suelta, arena, cambios de pendiente continuos y algunas rampas imposibles. Es una parte muy técnica, en la que hay que jugar mucho con el cambio e ir tirando de manillar para colocar la rueda delantera en la trazada adecuada. En algunas partes del camino perdemos la tracción y nos vemos obligados a empujar la bici. En un estirón de cadena, la patilla de cambio de Alekz se dobla, dejando éste inservible. Estamos a solo 1km de la cima, pero no tenemos recambio de la patilla y aquello no hay quien lo ponga en sus sitio.

Esta parada sirve para reagruparnos. Elcangri hace gala de su imaginación y conocimientos, y mientras Davidson, Jesusla, Golfer, GusTrek y Magellan continuamos para coronar, anula el cambio y deja la bici de Alekz a piñón fijo para que pueda concluir la ruta. Tras 20 minutos de reparación el resto del grupo recorre el resto de subida hasta el mirador y la Casa de Peñaliendre, donde los que ya estábamos allí nos estamos quedando fríos. La vista desde el llamado Balcón del Diablo, a los pies del pico de la Silla del Diablo, es impresionante: un mar de vegetación salpicado por enormes islotes del granito tan típico de la sierra norte madrileña. Alguna foto para dar testimonio de nuestra presencia allí y reemprendemos la marcha, para volver a recuperar la temperatura y tiempo perdidos.

Tenemos por delante la parte más divertida de la ruta. Comenzamos con una de las trialeras más disfrutonas que he hecho en mi corta vida de biker: estrecha, cargada de pedrolos, rápida, no excesivamente técnica... lo tiene todo... transcurre, en buena parte, por el cauce seco del arroyo de Peñaliendre y en algunos tramos la "V" es tan pronunciada que rozas con los pedales y los codos en las paredes (benditas protecciones). Nos tiramos Golfer, Alekz, Elcangry, Magellan, GusTrek, Jromero... y el resto: Elrafy, Tomy, Ñako, Davidson, Bluebullet, Jesusla, Trabu... éstos últimos ya no sé en qué orden. El placer y la felicidad que nos ha proporcionado esta bajada se refleja en todos y cada uno de nuestros rostros, en los que no nos cabe la sonrisa que denota tan grande satisfacción.

Reagrupamos al final de la trialera, donde comprobamos que Golfer ha aterrizado, con excesiva velocidad, dentro de unos arbustos rompiendo el culotte en su parte posterior y dejando entrever parte de sus posaderas, jeje. Elcangri realiza una acrobacia clavando rueda delantera y saltando sobre el manillar: aterrizaje perfecto sobre los dos pies. Bluebullet tampoco sale indemne del tramo, y en una caída rompe también su culotte, en este caso por la parte delantera, dejando asomar su "plátano" canario, jajaja. Uno por delante... otro por detrás... huy, huy, huuuuuy... a ver cómo se lo explican a sus parientas ¡y a nosotros! Bluebullet arregla el desaguisado colocándose una camiseta a modo de faldita... "mu apañao" el canario.

Son ya las 12.00h y nos quedan sólo 45 minutos para estar en los coches y volver a casa a cumplir nuestros compromisos familiares. Decidimos dirigirnos de regreso a los coches, deshaciendo el camino que incialmente realizamos. Tomamos dirección oeste por un camino que en su primera parte es una semi-trialera, con algunos pasos de grandes rocas donde hay que empujar las bicis y otros donde disfrutamos sobre ellas. Rodamos todos agrupados hasta llegar de nuevo a Casa de las Rozuelas, en el límite oeste del pueblo, tras haber recorrido algo más de 2km en este tramo.

En este punto Alekz, Golfer y GusTrek aceleran el ritmo, que convierten en "desenfrenado", para recorrer los 6,5km de sube y baja que restan hasta el punto de inicio de la ruta. Saltos, derrapes, frenadas, acelerones... "disfrute senderil" en estado puro para seguir empapándonos de las buenísimas sensaciones que nos ha proporcionado la mañana. Llegamos a los coches a las 12.45h y nos vamos despojando de nuestros "trajes de romano" mientras van llegando uno a uno todos los integrantes del grupo. Nos hemos quedado con ganas de más, así que repetiremos con más tiempo y en breve: habrá V.2.0, V3.0, etc.

Golfer descubre un golpe en el cuadro, que aunque parece sólo un "ñasco" en la pintura, el consejo unánime es que tire la bici en un contenedor próximo, jeje.

Algunos de nosotros tenemos prisa, ya contábamos con ello al inicio de la ruta, y compromisos que cumplir, por lo que montamos las burras en los coches, disfrutamos como niños comentando las mejores jugadas del día y, una vez más, nos perdemos la opcional. Esto comienza a ser más habitual de lo deseado, por lo que nos sacamos tarjeta amarilla, con el objetivo de no repetir tan poco deseable costumbre.

A pesar de todo, las risas y planes futuros no faltan... aunque eso... ya es otra historia.

Redactado por GusTrek.
Fotos: GusTrek.
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