El domingo día 9 de Octubre habíamos corrido Magellán y el que suscribe la Ruta Imperial, con sus 70km de distancia y 1750m desnivel acumulado, por tierras Escorialinas. Y el miércoles día 12 de Octubre, como todos los años, Fiesta Nacional. Pese a que nuestro sentimiento patriótico está fuera de toda duda, no es ningún secreto que es más fuerte el virus MTB que nos invade, por lo que nos centramos en aquello que nos hace disfrutar: la bici.
Dado que, el que más y el que menos, tiene que conciliar la vida familiar con este sano “vicio”, decidimos hacer este “día extra” una ruta cercana y no muy larga para llegar temprano a casa y cumplir. ¿La elección? Una vez más, El Cerro de San Pedro. Aunque esta vez tenía en mente una pequeña variante, añadiendo una trialera inédita que Magellán y yo habíamos encontrado hacía unas semanas subiéndola, por casualidad.
ASISTENTES
Nos reunimos 4 bikers: Golfer, Gustrek, Jesusla y Magellan.
TRACK DE LA RUTA
Haz click aquí para descargar el track de la ruta.
DATOS DE LA RUTATRACK DE LA RUTA
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Domingo 9 de octubre: 36km, 725m de desnivel de subida acumulado, 4 horas (2 horas y 42 minutos dando pedales).
IMÁGENES DE LA RUTA
CRÓNICA
El caso es que nos apuntamos 4 elementos Alcosansinos, Gustrek, Jesusla, Magellán y yo mismo, que a las 9am habíamos quedado en nuestro punto habitual. Llego 15 minutos antes, dado que había rellenado de líquido mi rueda pinchada en la Imperial y tenía que enllantarla en una gasolinera. Cuando llego allí estaban ya Jesusla y Gustrek esperando (¿habrían dormido allí?). Magellán se suma unos minutos después, de forma que a las 9 y pocos minutos estamos ya en marcha.
Desde el principio me encuentro bien y subo el primer tramo “del tirón”, para darme cuenta casi arriba del todo de que voy solo… demasiado solo en realidad. Espero y no vienen mis compañeros, así que me doy la vuelta y en ese momento aparecen los tres juntos. A Magellán no le funciona el cambio, parece ser.
Paramos. Revisamos la bici de Magellán (aprovechamos para recomendarle desde aquí que la vaya depositando ya mismo en un punto limpio, seguro que opciones no le van a faltar) y vemos que la funda del cable se le ha salido de la pieza de plástico que la introduce en el mando del cambio. Tras unos minutos de incertidumbre en los que no tuvimos claro si nos haríamos con ella (sobre todo cuando la cosa se complicó al darnos cuenta de que una roldana del cambio estaba gripada y tuvimos que “aligerarla”), la diosa Fortuna se alía con nosotros y podemos continuar nuestro camino.
La ruta transcurre sin más incidencias. Gustrek y yo vamos algo adelantados, con nuestra charleta, y Magellán con Jesusla a unos metros con la suya. Llegamos al punto donde comienza la “nueva” trialera. No es muy larga, pero sí tiene un par de puntos “picantes”. La trialera se divide claramente en dos partes. De hecho, cuando pensaba que habíamos acabado y subo el sillín, me encuentro de repente con uno de los pasos complicados…y yo sin poder retrasar el culo como se ha de hacer. Elijo la trazada menos complicada, me echo hacia atrás todo lo que puedo, rezo un poco y trago saliva. Todo perfecto, estoy abajo cuando me quiero dar cuenta.
Uno tras otro van llegando mis tres compañeros y continuamos el camino, para encontrarnos unos cientos de metros después con un grupo de bikers, que divisamos cuando comenzaban otra pequeña bajada (no la llamaría yo trialera, aunque sí tenía piedras y bastante desnivel).
Gustrek y yo nos lanzamos tras ellos, seguidos por Jesusla y Magellán. Cuando les estamos adelantando a una gran velocidad (no podía ser de otra forma), uno de ellos titubea, se mueve un poco lateralmente y Gustrek pasa muy cerca de él, derrapando para más Inri. Yo, que iba unos pocos metros detrás, pensé: ”el pobre lo ha tenido que pasar mal, ver a Gustrek acercarse a esa velocidad y con ese casco que parece un Alien, jajajaja”.
Oigo que uno de ellos dice: “eeehhhh, esos s’an quedao sin frenos”. Luego Jesusla y Magellán nos dirían que los comentarios cuando pasaron ellos eran del tipo: “me he cagao toaa, toíta, primooooo”. Unos cachondos, los tíos, jajajaja.
Nosotros continuamos, comentando la jugada y pedaleando, que es lo nuestro. Aunque tan absortos estábamos en nuestras charlas que nos pasamos el desvío que, en dura subida, nos depositaría en el comienzo de la siguiente mini-trialera: la que desemboca en el embalse. Mi impresión es que las motos, quads y hasta ¡todoterrenos! que pasan por estos senderos, se están cargando a marchas forzadas la zona.
Una vez en el embalse lo bordeamos unos cientos de metros y tomamos otra desviación a la izquierda, de nuevo en dura pero corta subida. Magellán no llega, así que bajo a ver si le ha ocurrido algo en su Cannondale. No le encuentro, así que le llamo…¡y está arriba con los otros dos! Había subido por otro sitio, este hombre no sabe ya cómo sorprenderme, jajajaja.
Todos juntos de nuevo comenzamos la subida por la “trialera de las piedras”. Sigo a Gustrek, que imprime, como es habitual en él, un ritmo vivo de subida. En la zona de piedras sueltas, que cada vez lo están más, es imposible no poner pie a tierra en al menos 2 o 3 ocasiones (no hace tanto fui capaz de ello). Una prueba más de la degradación que mencionábamos antes, unido a lo seco del terreno por la falta de lluvias de los últimos meses.
Me encuentro especialmente cómodo subiendo hoy y doy el relevo a Gustrek, llegando sin más historia hasta el comienzo de última minitrialera del día. Esta también tiene su punto picante, aunque acostumbrados a otras zonas de la sierra madrileña donde los desniveles son mucho mayores, se nos hacen muy, muy cortas.
Finalmente llegamos a los coches (no sin antes cruzarnos en la pista con un quad que venía a velocidad excesiva y de milagro no nos lleva por delante) a tiempo para cumplir con nuestros deberes familiares.
Redactado por Golfer.
Fotos: Gustrek, Jesusla y Magellan.
IMÁGENES DE LA RUTA
CRÓNICA
El caso es que nos apuntamos 4 elementos Alcosansinos, Gustrek, Jesusla, Magellán y yo mismo, que a las 9am habíamos quedado en nuestro punto habitual. Llego 15 minutos antes, dado que había rellenado de líquido mi rueda pinchada en la Imperial y tenía que enllantarla en una gasolinera. Cuando llego allí estaban ya Jesusla y Gustrek esperando (¿habrían dormido allí?). Magellán se suma unos minutos después, de forma que a las 9 y pocos minutos estamos ya en marcha.Desde el principio me encuentro bien y subo el primer tramo “del tirón”, para darme cuenta casi arriba del todo de que voy solo… demasiado solo en realidad. Espero y no vienen mis compañeros, así que me doy la vuelta y en ese momento aparecen los tres juntos. A Magellán no le funciona el cambio, parece ser.
Paramos. Revisamos la bici de Magellán (aprovechamos para recomendarle desde aquí que la vaya depositando ya mismo en un punto limpio, seguro que opciones no le van a faltar) y vemos que la funda del cable se le ha salido de la pieza de plástico que la introduce en el mando del cambio. Tras unos minutos de incertidumbre en los que no tuvimos claro si nos haríamos con ella (sobre todo cuando la cosa se complicó al darnos cuenta de que una roldana del cambio estaba gripada y tuvimos que “aligerarla”), la diosa Fortuna se alía con nosotros y podemos continuar nuestro camino.
La ruta transcurre sin más incidencias. Gustrek y yo vamos algo adelantados, con nuestra charleta, y Magellán con Jesusla a unos metros con la suya. Llegamos al punto donde comienza la “nueva” trialera. No es muy larga, pero sí tiene un par de puntos “picantes”. La trialera se divide claramente en dos partes. De hecho, cuando pensaba que habíamos acabado y subo el sillín, me encuentro de repente con uno de los pasos complicados…y yo sin poder retrasar el culo como se ha de hacer. Elijo la trazada menos complicada, me echo hacia atrás todo lo que puedo, rezo un poco y trago saliva. Todo perfecto, estoy abajo cuando me quiero dar cuenta.Uno tras otro van llegando mis tres compañeros y continuamos el camino, para encontrarnos unos cientos de metros después con un grupo de bikers, que divisamos cuando comenzaban otra pequeña bajada (no la llamaría yo trialera, aunque sí tenía piedras y bastante desnivel).
Gustrek y yo nos lanzamos tras ellos, seguidos por Jesusla y Magellán. Cuando les estamos adelantando a una gran velocidad (no podía ser de otra forma), uno de ellos titubea, se mueve un poco lateralmente y Gustrek pasa muy cerca de él, derrapando para más Inri. Yo, que iba unos pocos metros detrás, pensé: ”el pobre lo ha tenido que pasar mal, ver a Gustrek acercarse a esa velocidad y con ese casco que parece un Alien, jajajaja”.
Oigo que uno de ellos dice: “eeehhhh, esos s’an quedao sin frenos”. Luego Jesusla y Magellán nos dirían que los comentarios cuando pasaron ellos eran del tipo: “me he cagao toaa, toíta, primooooo”. Unos cachondos, los tíos, jajajaja.
Nosotros continuamos, comentando la jugada y pedaleando, que es lo nuestro. Aunque tan absortos estábamos en nuestras charlas que nos pasamos el desvío que, en dura subida, nos depositaría en el comienzo de la siguiente mini-trialera: la que desemboca en el embalse. Mi impresión es que las motos, quads y hasta ¡todoterrenos! que pasan por estos senderos, se están cargando a marchas forzadas la zona.Una vez en el embalse lo bordeamos unos cientos de metros y tomamos otra desviación a la izquierda, de nuevo en dura pero corta subida. Magellán no llega, así que bajo a ver si le ha ocurrido algo en su Cannondale. No le encuentro, así que le llamo…¡y está arriba con los otros dos! Había subido por otro sitio, este hombre no sabe ya cómo sorprenderme, jajajaja.
Todos juntos de nuevo comenzamos la subida por la “trialera de las piedras”. Sigo a Gustrek, que imprime, como es habitual en él, un ritmo vivo de subida. En la zona de piedras sueltas, que cada vez lo están más, es imposible no poner pie a tierra en al menos 2 o 3 ocasiones (no hace tanto fui capaz de ello). Una prueba más de la degradación que mencionábamos antes, unido a lo seco del terreno por la falta de lluvias de los últimos meses.
Me encuentro especialmente cómodo subiendo hoy y doy el relevo a Gustrek, llegando sin más historia hasta el comienzo de última minitrialera del día. Esta también tiene su punto picante, aunque acostumbrados a otras zonas de la sierra madrileña donde los desniveles son mucho mayores, se nos hacen muy, muy cortas.Finalmente llegamos a los coches (no sin antes cruzarnos en la pista con un quad que venía a velocidad excesiva y de milagro no nos lleva por delante) a tiempo para cumplir con nuestros deberes familiares.
Fotos: Gustrek, Jesusla y Magellan.
