Nocturnas por El Pardo

Es un hábito ya establecido en AlcoSanse MTB, disfrutar de una ruta nocturna semanal por los senderos del Pardo cuando el buen tiempo empieza a acompañarnos. En el año 2011, hemos comenzado con nuestra tradición nocturna la última semana del mes de marzo, y, desde entonces, hemos realizado ya 5 "clásicas", con doblete en alguna de las semanas.

La buena temperatura, el atractivo de comenzar con la luz del sol y terminar con la de la luna y la de nuestros "lupichines", los numerosos animales que se cruzan en nuestros caminos... son sólo algunos de los atractivos que nos empujan cada semana a disfrutar de estas salidas.


ASISTENTES
Los habituales : Bluebullet, Golfer, GusTrek, JRomero, Magellan y los esporádicos: Bake, Jesusla,... ¿me dejo a alguien?

TRACK DE LA RUTA

Haz click aquí para descargar el track de la ruta.

DATOS DE LA RUTA
Lo habitual son 22km, 500m de desnivel de subida acumulado, 1 horas y 30 minutos dando pedales.

CRÓNICA
La calle Braojos es nuestro punto de encuentro. Entre las 19.30 y las 20.00h hacemos acto de presencia, cada semana, los asistentes a nuestras ya clásicas nocturnas por el Pardo. El placer de rodar por magníficos senderos en buena compañía, un día laborable y a la luz de la luna , elimina la pereza de salir corriendo de la oficina para cambiar de "uniforme", preparar todos los trastos, cargar la montura en el coche y dirigirse a la cita.

En estas fechas en que los días son más largos, aún nos acompaña el sol cuando comenzamos. A pesar de ello, nuestros cascos y manillares ya portan las imprescindibles luces (por ahora apagadas) que algo más tarde iluminaran nuestro camino. Casi todos hemos optado por los conocidos "lupichines", luces tipo "half egg" de 900 lumens, una réplica china de las famosas y carísimas Lupine Tesla 5. Tanto Magellan como yo, llevamos un par de ellas (casco + manillar), aunque con una tienes luz suficiente.

Cuando tanto nosotros como nuestras monturas estan listas, comenzamos nuestro camino entrando en el Pardo por el acceso de la calle Braojos, que nos regala unas escaleras de subida y las primeras dos rampas de terreno roto y empinado que eliminan cualquier sensación de frío que se pueda tener. Poco más de un kilómetro que sirve de calentamiento para el resto de la "mini-ruta". Tras estos primeros repechos, nos encontramos con el primer sendero en bajada del día: un kilómetro revirado sin demasiada dificultad, excepto la que aporta el terreno arenoso de la zona, que cuando está seco, se puede poner peligroso por lo resbaladizo para ruedas de taco grande, como las que solemos llevar nosotros.

En este tipo de bajadas, Magellan suele empujarnos a que encabecemos nosotros, yo creo que para recoger nuestros restos si nos equivocamos de trazada, puesto que la velocidad a la que bajamos empieza a ser considerable. La primera bajada termina con tres saltos prefabricados, el primero de los cuales lo hemos bautizado como "Bake", en honor al biker del mismo nombre que besó suelo en su recepción, llevándose un buen golpe en las costillas. pero sin consecuencias graves.

Finalizada la bajada, el sendero se "aplana", continuando paralelo a la M-605 durante los siguientes 3,3 kilómetros. Cruzando el arroyo de la Real Quinta, el sendero entra en un bosque, convirtiéndose en un sube y baja constante, lleno de pequeños toboganes que nos hacen disfrutar como niños. A estas alturas aún solemos tener luz natural y parece un sendero diferente a cuando lo realizamos de vuelta, alumbrados por nuestros "lupichines".

Cuando llegamos al arroyo de la Nava, giramos hacia el oeste (a nuestra derecha), para comenzar un ligera subida hasta el Restaurante El Faro, donde cruzamos la M-612 y continuamos por el sendero que, paralelo a ésta, y tras el gran tobogán del mismo arroyo que minutos antes cruzamos, nos llevará hasta la casa de la portillera del Tambor. Otros 3 kilómetros, estos en subida, pero nada exigente. En este tramo suele tomar el mando Magellan, que en algunas ocasiones recuerda que se ha dejado el pollo en el horno e imprime un buen ritmo.

Tras la subida, toca el segundo sendero de bajada. Algo más de 2 kilómetros muy disfrutones por un singletrack, paralelo al arroyo del camino Viejo del Pardo a Fuencarral. Muchas curvas entre árboles y zonas de pedaleo para imprimir velocidad a nuestras monturas. Solemos encabezar Golfer o Gustrek, con JRomero y Bluebullet pegados a la rueda, y realizar este tramo a buena velocidad, con el riesgo que suponen los árboles que, algunas veces, parecen avalanzarse sobre los bikers.

Tras la bajada, que apenas nos dura 5 ó 6 minutos y que concluye en el tobogán antes citado, volvemos a remontar hasta el Tambor, en este caso por el margen norte del arroyo. Otros 2,5 kilómetros de subida suave, encajonados por la alambrada y el cauce seco del río, que nos depositan de nuevo en la casa de la portillera, junto a la M-612. Solemos subir también con buen ritmo, en fila india y salvando las raíces y los surcos que de vez en cuando encontramos.

En este punto comienzan a ser necesarias la luces, que encendemos velando por nuestra integridad física, ya que de la mental nos queda poca, jeje. Ahora dirigimos nuestras pedaladas hacia el mirador, por llano durante 1 kilómetro. Una vez allí, toca una vez más bajar, por un sendero revirado, de terreno en algunos tramos roto y muy, muy divertido. En este tramo hay una pequeña "trampa" a la que hay que estar atento si no quieres descabalgar: tras una empinada bajada, estrecha, con raíces y con un buen surco irregular, hay una curva de 90º a izquierdas, que si tomas muy abierta te "comes" un arbol talado casi imperceptible a la vista, pero no a las ruedas.

Volvemos a atravesar el tobogán del arroyo de la Nava, para regresar hacia el Faro y, posteriormente, a la M-605, donde tomamos el sendero de los toboganes, en este caso, de vuelta. Si vamos sobrados de tiempo y/o ganas, hacemos un par de senderos más: uno de subida y otro de bajada. A estas alturas, ya es noche cerrada, y la paz y el silencio nos inhundan. Entre pedaladas y charleta los kilómetros se van consumiendo, y nuestros pensamientos, planeando la cerveza de fin de ruta.

Llegando al Tejar de Somontes, dejamos el primer sendero que hicimos de bajada a nuestra izquierda, y continuamos paralelos a la carretera hasta llegar a la M-40, donde nos espera la última subida de la noche. Cruzamos sobre la autovía y nos dirigimos a bajar los primeros rampones que nos hicieron entrar en calor, hasta descender los escalones que nos llevaran hasta los coches.

La noche en el Pardo tiene algo que engancha: la temperatura, el silencio, la multitud de animales que se cruzan en tu camino (conejos, zorros, ratones... y hasta sapos!), la oscuridad, la buena compañía, las cervezas finales... ¿existe una forma mejor de pasar la tarde-noche de un día laborable? Como algunas veces hemos comentado: -¡y mientras algunos tumbados en un sofá tragando basura televisiva!- Volviendo a casa, a una hora prudente, nuestras mentes elucubran planes futuros, pero eso... ya es otra historia...

Redactado por Gustrek.

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