Nuestro jardín con Sanferbike

Se presentaba un día de esos en los que te apetece salir solo, como cuando me inicié en este deporte, a disfrutar del MTB y a investigar nuevos caminos para construir una ruta nueva, llena de variedad y disfrute total. Pero el hombre propone y Dios dispone... Sanferbike, por iniciativa de Dani, había montado una vuelta al soto de Viñuelas, nuestro jardían particular. Entre la lista de asistentes dos alcosanseros históricos, Dani y Ludupe, con los que no rodaba desde hacía tiempo.

Así que ante la disyuntiva de cumplir mi plan o pasar un buen rato con viejos (no por su edad) amigos, opté, sin dudarlo, por la segunda. Conté con un regalo inesperado: encontrarme con Oryctes, al que no veía desde hacía muuuucho tiempo, en el punto de encuentro, y cruzarnos, a mitad de ruta, con Sherekhan, un amigo y tres amazonas de la CDC.
ASISTENTES
Nos reunimos 43 bikers. 5 alcosanseros: Dani, GusTrek, Ludupe, Oryctes y Sherekhan; 4 cedecer@s: Belencilla, Pauliña, Velouria y Jose y 34 sanferbikers más.

TRACK
La clásica vuelta a Viñuelas, haz click aquí para descargarla desde Wikiloc.

DATOS DE LA RUTA
Martes 12 de octubre: 32km, 450m de desnivel de subida acumulado, 2 horas y 30 minutos (1 hora y 45 minutos dando pedales).

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Habíamos recibido en nuestro hilo de Foro MTB, la invitación de Dani, en nombre de Sanferbike, para incorporarnos a la ruta de iniciación por el Soto de Viñuelas, con salida a las 10.00h desde el polideportivo Dehesa Boyal. Fiel a la cita y sin previo aviso, aparezco en el punto de encuentro, ya poblado por un nutrido grupo de bikers que se pertrechaban y preparaban sus monturas.

Diviso a lo lejos a Ludupe, hacia el cual me dirigo haciendo chocar mi bici contra la suya, tarda unos segundos en reconocerme, en los cuales piensa -¿y éste que hace?-, jajaja... cuando cae en la cuenta nos saludamos y dedicamos unos minutos a relatar nuestras últimas andanzas. Buscamos a Dani, que se está enfrascado en su labor de "boss" de la ruta. Nos saludamos y nos habla de la posibilidad de que Oryctes se incorpore a la jornada mtbera. En unos segundos éste aparece. Es un placer volver a ver y rodar con aquellos locos que, hace ya más de un año, comenzamos juntos a planificar aventuras y dar forma al ya numeroso grupo de bikers de AlcoSanse MTB.

Foto de rigor del abultado grupo y pistoletazo de salida. Nos dirigimos a cruzar, por sus senderos, la Dehesa Boyal (en el track, de hace casi dos años, se rodea, no se cruza). Oryctes y yo rodamos juntos, poniéndonos al día de nuestras vidas, nuestros achaques y nuestras andanzas. Espero que no pase tanto tiempo hasta la próxima ruta que realicemos juntos. Conocemos bien el camino, y nos colocamos en las primeras posiciones del grupo, guiado por Dani, para evitar el tapón, que a buen seguro, se formará al cruzar la zona arenosa del arroyo de la Dehesa.

Pasado este punto, superamos las rotas rampas de subida que conducen a la tapia de Viñuelas. El grupo es numeroso y muy heterogéneo en cuanto a nivel físico se refiere, por lo que se estira mucho en esta zona. Tras algo más de kilómetro y medio desde la salida, hacemos una parada para reagrupar. Aprovecho la ocasión para hacer relaciones públicas e intercambiar opiniones sobre nuestras monturas. ¡Cuánta conversación da éste deporte!

Una vez que estamos todos juntos en el muro, tomamos la bajada hacia el arroyo de Valdelamasa. A mitad de la bajada, paramos en el inicio del sendero (que tampoco aparece en el track, ya que éste discurre por la pista paralela), para que nadie se lo pase y siga por la pista. Dani me pide que, en este punto, guíe al grupo, para ocuparse él de la mitad restante del grupo. Donde hay patrón, no manda marinero, así que me pongo en marcha seguido por unos cuantos sanferbikers. El sendero está algo menos seco de lo habitual, lo que permite rodarlo con mejor agarre y algo más de velocidad.

Esta ruta no es nada del otro mundo, comparada con las maravillas que ofrece nuestra sierra madrileña y segoviana, pero tiene algunas zonas como ésta que, aunque cortas, son entretenidas y disfrutonas. Serpenteamos entre el bosque de encinas, para, posteriormente, cruzar el arroyo y afrontar la subida, pegados al muro, hasta el cementerio de Tres Cantos. Este camino tiene el nombre de Cordel de la Matapiñonera al Arroyo de la Vega, y acompaña a la tapia de Viñuelas hasta el cementerio citado.

Nueva parada para reagrupar, hacer algunas fotos y decidir por dónde llegar al sur de Tres Cantos: carril bici cruzando los puentes o arcén de la carretera de Colmenar. El grupo es demasiado abultado como para invadir el arcén, por lo que, lógicamente, se decide tomar la primera opción. Yo, que soy algo rebelde, acompañado por Oryctes y algún osado más, lo hacemos por el arcén , para esperar al resto del grupo en el inicio del sendero en el que volvemos a unirnos al muro que delimita Viñuelas.

Tenemos por delante 4 kilómetros y medio de sendero estrecho, la Vereda de las Tapias de Viñuelas y El Pardo, con algún salto que otro y alguna piedra traicionera que, si no conoces y llevas velocidad, te puede provocar un aterrizaje forzoso. Conocemos bien nuestro jardín, lo que nos permite rodar por la senda con buena velocidad disfrutando de cada metro hasta la entrada a Viñuelas, donde hacemos de nuevo una parada de reagrupamiento.

A partir de aquí tenemos 5 kilómetros hasta el Descansadero del Salto de Lobo. Comienza con una rampa de subida por una pista muy estriada por el paso de los coches, y continúa con un sube y baja continuo que no es exigente, pero que te hace entrar en calor. Para mí es la parte más fea de la ruta, muy árida y prácticamente sin árboles (están todos del otro lado del muro). La realizamos a buen ritmo, para quitárnosla pronto de encima y paramos en el Salto del Lobo a esperar al resto del grupo, que, a cuenta gotas, va llegando.

Parada obligada para hidratarnos, tomar una barrita y dedicar algo de tiempo a una agradable charleta. En unos minutos, recibimos la segunda sorpresa del día, aparece Sherekhan con Jose, Belencilla, Pauliña y Velouria, que realizaban la misma ruta, pero partiendo de Tres Cantos. De nuevo, animada conversación para ponernos al día, puesto que también algunos llevábamos tiempo sin vernos. El grupo reanuda la marcha, y Ludupe, Oryctes y el que suscribe, nos quedamos un rato más con los nuevos incorporados al grupo.

A los pocos minutos, cabalgamos de nuevo sobre nuestras monturas, para consumir los menos de 2 kilómetros que nos separan del sendero, flanqueado por el muro y la alambrada, que nos deposita en Ciudalcampo. Según cuentan, hace algunos años estuvo cerrado, sin permitir a los bikers disfrutar de uno de los "dulces" de esta ruta. Como era de esperar, hay que sortear los charcos que las últimas lluvias han provocado, y que conocemos bien (no todos, jeje) donde nos esperan. Aprovechamos el tramo para hablar de nuestros blogs y de nuestras actividades no "mtberas".

Senderito divertido en el que, como es habitual, nos cruzamos unos cuantos bikers que hacen la vuelta en sentido inverso al nuestro. Cuando llegamos a Ciudalcampo el grupo de Sanferbike ha realizado una parada técnica, y están reparando un pinchazo. Continuamos callejeando durante un kilómetro y medio por la urbanización, para volver a coger tierra en la Casa del Toro y dirigirnos a Fuente del Fresno. Hacemos este tramo por el senderito estrecho que discurre a la derecha de la pista, a buen ritmo y en fila de a uno hasta llegar a esta segunda urbanización.

Unos metros más de asfalto para cruzar Fuente del Fresno. Hacemos la bajada hasta el arroyo de Viñuelas por el sendero, breve pero disfrutón, con un buen descenso final que nos permite alcanzar una alta velocidad e inyectar algo de adrenalina en la mañana. Un tramo de barrizal arcilloso nos separa del puente que cruza el arroyo. Lo salvamos despacio, para no salpicar demasiado nuestras ropas y monturas. Cruzamos el puente y volvemos a buscar el muro, para realizar la última subida que nos devuelva al inicio de la ruta.

Oryctes y yo nos distanciamos algo del grupo, tiene prisa y necesita llegar a tiempo a su cita familiar. Al finalizar la subida, yo espero al resto, y él corre a complir su compromiso, dejándome el encargo de despedirme en su nombre del resto del grupo. Paramos en la intersección del Cordel de la Dehesa al arroyo de Viñuelas con la pista que baja hasta el polideportivo, donde Ludupe y yo nos despedimos de "l@s cdcer@s", que deben continuar hasta Tres Cantos, donde iniciaron su ruta.

Tengo comida familiar, por lo que me pierdo la opcional con Dani, Ludupe y el resto de los sanferbikers. Me dirijo a casa callejeando por SanSe y Alcobendas, hablando conmigo mismo y pergeñando planes futuros, pero eso... ya es otra historia...

Redactado por GusTrek.
Fotos: Sanferbike.

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