San Pedro´s Stones

No es que yo sea un gran aficionado al cine y menos si éste es en blanco y negro. Pero, desde luego, tengo bien presente en mi cabeza esa célebre escena de una no menos famosa película, en la cual un sereno Humphrey Bogart le dice a una llorosa Ingrid Bergman aquello de: “We will always have Paris”, que en Cristiano viene a significar algo así como: “siempre tendremos París” (o “siempre nos quedará París”, dependiendo del traductor). En mi caso esta frase se transfiguraría en “siempre tendremos el Cerro de San Pedro”, e invariablemente se me viene a la cabeza justo después de acabar cada ruta por dicho lugar...

ASISTENTES
Nos reunimos 4 bikers: Golfer, Magellan , Ñako y R@ulo.

TRACK
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DATOS DE LA RUTA
Sábado 5 de diciembre: 49,5km, 1.280m de desnivel de subida acumulado, 4 horas y 45 minutos.

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IMÁGENES DE LA RUTA

CRÓNICA
...pero dejemos las divagaciones. Ante la ausencia de algunos bikers habituales en nuestras rutas: unos afortunados por encontrarse “de Puente”, otros con menos suerte por “negociaciones maritales fracasadas” o, eufemísticamente, por “obligaciones conyugales varias”; y unos últimos por motivos diversos… decidimos, siguiendo nuestro habitual sistema (es decir, decisión el viernes a última hora), ir de ruta al Cerro de San Pedro. Ante la alegría del que esta crónica escribe, dicho sea de paso.

Nos juntamos 4 valientes bikers para darlo todo en esta variada, y a ratos exigente, ruta. Son las 8:40h cuando Golfer recoge a Raulo en el polideportivo de Valdelasfuentes. A las 9:05h estamos en el punto de encuentro, donde nos esperan ya Magellan y Ñako, quienes se encuentran desmontando las bicis de sus coches. Otra gran virtud de esta ruta: su cercanía para los alcosanseros.

En 10 minutos nos ponemos en marcha, rumbo a la aventura. Golfer había preparado en su cabeza una variante de esta ruta que incluiría un par de trialeras inéditas para el grupo (menos para Magellan que, como es bien sabido, no hay pista ni sendero por los que no haya transitado, jejeje).

Comenzamos, ¡cómo no!, subiendo. Los primeros 2kms transcurren por una bonita zona de rocas que, en ciertos tramos, nos obliga a hacer uso de nuestra técnica y fuerza para no poner pie a tierra, con el agravante de que las piedras están mojadas. Exigente comienzo, no cabe duda. Una vez superado el trance sin mayor problema, dado el nivel de los bikers involucrados, jejeje llegamos a la pista que, siempre en ascenso, nos conduce al siguiente tramo “interesante” de subida: más pedrolos -que en ocasiones son verdaderas rocas- y con una pendiente nada desdeñable. Aquí Golfer se marca una subida que ni él mismo se cree en una zona muy complicada (¡qué bien tracciona la Maxxis Ignitor en conjunción con la suspensión trasera de su Cannondale!) para, unos metros después, cagarla y tener que echar pie a tierra en una zona mucho más sencilla. Cosas que pasan y que dejan un sabor muy agridulce, por no decir otra cosa más fuerte.

Para ubicarnos, se trata de la zona por la que teníamos que haber subido la ruta anterior para evitar el tramo de pateabike, y que bajamos aquel día a la vuelta. Después de superar con éxito -una vez más- este escollo, nos encontramos ya en la pista que ¡aún en ascenso (y ya llevamos más de 10kms)! nos dejará en el cordel de Hoyo de Manzanares, también conocido por Golfer como “el comienzo de la bajada donde las motos no nos dejaron atrás :-D”. En el último tramo de subida nos encontramos unos agradables “morlacos” que nos miran desde detrás de la valla. Magellan incita a Golfer a saltar la misma y hacer una buena faena, algo que Golfer declina con toda educación :-D.

Después de tantos kms de subida (ya lo hemos dicho en multitud de ocasiones: “si hay que subir, se sube, pero…”) por fin acometemos el primer descenso del día, el cual dividiremos en dos tramos en función de sus características: el primero es más rápido y transcurre entre pedrolos sueltos dentro del cauce de un riachuelo (seco). El mayor problema es que las piedras están húmedas y tornan la situación en delicada en más de una ocasión (al menos al que estas líneas escribe) dada la velocidad a las que pasa por encima de ellas. Las excelentes suspensiones, los magníficos neumáticos y los tremendos frenos hacen la mayor parte del trabajo, de tal forma que uno a uno vamos llegando los 4 bikers al final de esta primera parte de la trialera.

Hay que reseñar aquí que todos, sin excepción, vamos aumentando el ritmo en los descensos: ¡quién nos hubiera dicho hace no muchos meses que seríamos capaces de bajar por ciertos sitios…y a esas velocidades!

Nos encontramos ahora justo en el desvío que conocemos de la ruta anterior, sólo que en esta ocasión Golfer tiene preparada una sorpresita: “giramos a la izquierda para tomar una trialera nueva”. Ya que es él quien conoce mejor el terreno (con el permiso de Magellan, claro, jejeje) se lanza delante, seguido del propio Magellan, Raulo y Ñako (creo que en este orden). Piedras de todos los tamaños (siempre presentes), roderas de cierta consideración, curvas cerradas, ramas que cruzan el sendero, charcos helados (aquí Raulo repara en el misterio de cómo Golfer cruzó uno que ocupaba todo el sendero sin romper la capa de hielo, jejeje), rocas con pendientes inverosímiles y pasos reservados sólo a unos pocos elegidos…todo lo anterior configura una trialera de libro. Aderezado, una vez más, por el picante que pone el agua sobre los obstáculos de pedernal.

Llegamos abajo con la sensación, habitual por otra parte, de habernos quedado con ganas de más, pero con la misma sonrisa que siempre lucimos después de una trialera exigente: Raulo no ha tenido tiempo ni de sacar una foto, así que ha debido de estar muy ocupado sacándole el partido a las suspensiones de su Green Bullet. Magellan, lo nota él mismo, va aprovechando cada vez más las posibilidades de su “pepino” (qué pena que en breve tendrá que depositarlo en el Punto Limpio, jejeje) y va “tirándose” por sitios que ni él mismo se cree, sin pensárselo dos veces; y Ñako, al tiqui-taca, nos sigue el ritmo sin mayor problema.

Como todo lo bueno se acaba rápido nos toca subir otra vez, ahora en dirección al pico de San Pedro, por una pista buena que desemboca en una granja. Golfer lidera la ascensión y como viene sintiéndose bien toda la ruta, pone una velocidad más. Los demás le siguen. Partiendo de la granja, que está a un tiro de piedra del mencionado pico de San Pedro, comienza a la derecha, bordeando una valla de piedra, una subida que -sin parecerlo a priori- acaba siendo algo exigente. En este tramo Ñako para a hablar por teléfono, tras percatarse de que tiene 7 llamadas perdidas. Son temas de trabajo y hay que solventarlos. Los demás aprovechamos para comentar las jugadas.

Nos encontramos en la parte más alta de la ruta y hemos desembocado en una pista que procedemos a continuación a bajar a velocidad vertiginosa (alguno saca el pie y todo en las curvas, para poder derrapar con mayor seguridad) y que nos acaba depositando en la carretera M625 que une Guadalix de la Sierra y Colmenar Viejo. Son unos 3kms de asfalto para tomar la pista que nos devolverá al “meollo de la cuestión”, es decir, la zona de trialeras. Pero antes, el incidente del día: Magellan, Raulo y Golfer llegan al desvío de la pista y esperan a Ñako, que no aparece. Especulamos sobre la posibilidad de que haya tenido que volver a parar para hablar por teléfono, pero después de bastantes minutos esperando sin verle aparecer, Magellan decide desandar los pasos e ir a buscarle: no puede estar lejos. Raulo y Golfer, que esperan tomando algo sólido, deciden en unos minutos seguir los pasos de Magellan y los encuentran a ambos en “labores técnicas”, es decir, arreglando los pinchazos de Ñako.

Hacemos aquí un inciso para exigir a Ñako que, o bien cambie ya esas cubiertas “ultra sensitive” que tiene :-D y que pinchan con mirarlas, o se decida de una vez por todas a cambiar la bici completa, una vez encuentre la forma de “aprobar la inversión” por su “Comité de Dirección”.

Retomamos la marcha y ¡otra vez p’arriba! Golfer y Ñako lideran la marcha, con Raulo y Alfonso siguiéndoles de cerca. Golfer se sigue notando fino y aumenta el ritmo, separándose ligeramente del grupo, que coronará poco tiempo después conjuntamente. Llegamos ya todos juntos al punto donde finalizaba la primera trialera que hicimos la vez anterior y que hoy no habíamos cogido porque habíamos girado a la izquierda en la variante propuesta por Golfer, si nos acordamos.

Seguimos subiendo algún kilómetro más (para variar) y en un momento de esta subida en el que paramos a abrir una de las múltiples cancelas que nos encontramos a lo largo de toda la ruta, Raulo y Magellan advierten que del cuerpo de Golfer sale humo. Surgen especulaciones varias para explicar el fenómeno, tomando fuerza la de que algo de lo que se ha tomado Golfer es demasiado fuerte…y desestimando la dada por el propio Golfer de que el fenómeno es debido a que la ropa que lleva funciona bien y su transpiración sale de la misma, no empapándola. Es cierto que, una vez escrita y leída, parece mucho más factible la primera…

Magellan confirma las sospechas que tenemos hace ya algún tiempo en el grupo de que tiene algo de nanotecnología en su interior, dado que no transpira NADA (cada vez hacen mejor los robots, estos japoneses son la leche). R@ulo se mantiene aquí en un discreto segundo plano y omite sus opiniones, mientras Ñako descubre (ya empezábamos a sacar las herramientas) que la razón por la que su cambio “no cambia” es que el cable se ha salido de la guía en la pieza de plástico que da entrada al propio cambio.

Así que Ñako coloca el cable y continuamos nuestro camino en búsqueda de la trialera que baja al embalse, ya conocida por todos nosotros, relatada en nuestra anterior crónica y esperemos que en bastantes venideras. Es un descenso continuo y muy rápido de unos kilómetros, con pocas dificultades en su primera parte, aunque muy divertido, pasando en medio del camino por el desvío hacia la otra trialera que Golfer tenía preparada (y que por falta de tiempo decidimos no hacer, ya que alarga la ruta en unos 7kms). Seguimos por tanto nuestro descenso hacia el embalse a toda velocidad: en realidad sólo puede considerarse como trialera el tramo final, para algunos “depravados” el más interesante. Como siempre, tiene unos pocos cientos de metros con rocas mojadas y algunos pasos “delicados” que nos dejan con ganas de más…¡somos insaciables!

Nos encontramos en la parte más baja de la ruta y nos queda la subida de la trialera que tanto gustó a Gustrek la vez anterior: son 7kms que “pican hacia arriba”, por decir algo: se suben 300m entre piedras, sobre todo la parte final, en la cual hay que hacer alarde de toda la técnica y fuerza que aún quedan para no echar pie a tierra. Lo cierto es que, una vez más, Golfer (que hoy se ha venido sintiendo especialmente bien, achacándolo a que probablemente le habían echado “droja en el cola-cao”) tira del grupo. Le siguen Raulo y Magellan, cerrando el grupo Ñako, que está disfrutando de la ruta, quejándose a ratos pero siguiéndonos perfectamente el ritmo.
Finalizamos la ascensión y nos encontramos otra vez en el cordel de Hoyo de Manzanares, punto en el cual comienzan un par de kilómetros de descenso (que anteriormente habíamos hecho en sentido contrario) sobre pista. Volamos en la bajada, dado que son las 13:40h y todos tenemos compromisos con nuestras familias (al menos, comer con ellos).

Antes de llegar a los coches nos queda aún la última “alegría” del día, la trialera tan técnica como disfrutona donde los lugareños practican descenso, tanto en bici como en moto. Nosotros, como somos muy chulos, vamos con nuestras “frágiles” monturas que nos sirven para superar las dificultades sin mayores problemas. Golfer baja despendolao, logrando no tener que poner el pie en el suelo ni una sola vez. Magellan se crece por momentos y abajo del todo confiesa que va “tirándose” por sitios por los que hace poco ni se imaginaba, confiando en su burra, que es mucha burra. Raulo y Ñako también bajan, sacando partido de sus monturas, sin despeinarse. Está claro que todos nos vamos adaptando cada vez más a nuestras bicis y sus tremendas posibilidades, a la vez que adquirimos más pericia. Es el momento de tener más cuidado que nunca.

Finalmente llegamos a los coches a las 14:00. Magellan y Ñako sacan sus “juguetes” para lavar las bicis: unos bidones de plástico con pistola de agua a presión que han adquirido recientemente. Ciertamente es todo un invento que, una vez probado, recomiendo a todo el mundo. En dos minutos la bici está limpia y no hay que dejarlo “para mejor ocasión”, cuando sabemos que muchas veces ésta no llega y la bici se queda sucia durante días y días (con lo que hacen por nosotros, qué menos que tenerlas bien limpitas y engrasadas).

Por cierto, amonestación con amenaza de tarjeta para todos, ya que otra vez (y van muchas ya) nos quedamos sin opcional. Muy mal por esta parte…¿es que va a ser que montamos en bici por hacer deporte o qué, hombre?

En fin, como siempre, una ruta “interesante” que contiene de todo: subidas de cierta consideración, bajadas y subidas técnicas, otras más rápidas y no tan técnicas, vistas preciosas…total, que cuando nos falten ideas para rutas por la prolífica sierra madrileña, y parafraseando al gran Bogart, “siempre tendremos el Cerro San Pedro”.

Redactado por Golfer. Fotos: R@ulo.
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