Snowbike en Moralzarzal

Plaza de toros de Moralzarzal, 9.30h, 7º bajo cero, despejado. Observamos desde el punto de encuentro las verdes copas de los árboles que tupen todo el monte, y que nos ocultan lo que nos espera: caminos, senderos y trialeras cubiertos por un generoso manto de nieve...

Sin embargo, lo que a priori podría parecer una mañana de sufrimiento, se convirtió en una de mis mejores jornadas de MTB. La bici y la nieve, que en principio parecen incompatibles, son una fórmula donde, bien combinados sus ingredientes, nos permiten divertirnos y disfrutar intensamente, aunque sea necesario aumentar la ración de esfuerzo.

ASISTENTES
Nos reunimos 8 bikers : Elcangri, Fernando, Globerteam, GusTrek, Ñako, Peter, R@ulo y Trabu.

TRACK DE LA RUTA

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DATOS DE LA RUTA
Sábado 4 de diciembre: 32km, 795m de desnivel de subida acumulado, 4 hora y 45 minutos (3 horas y 30 minutos dando pedales).

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Fieles a la cita, a las 8.30h y con una temperatura de -4º, nos encontramos en Alcobendas Elcangri, Globerteam, R@ulo, Trabu y el que suscribe, para acoplarnos en los coches y dirigirnos hacia Moralzarzal. Saludos, presentaciones y la visita inesperada de Jesusla, que casualmente pasa por el punto de encuentro camino de sus quehaceres estudiantiles. Sus ojos reflejan la pena de no poder acompañarnos, pero el deber es el deber...

En unos minutos estamos conduciendo nuestros coches por la carretera de Colmenar, vigilando el escaso tráfico con un ojo y el termómetro con el otro. Llegamos a la hora prevista a Moralzarzal, y aparcamos los coches frente a la Plaza de toros, donde ya nos esperan el resto de nuestros bikers, junto con otros endureros que también se disponían a rodar por la misma zona.

A las 9.45h, y bien protegidos de los -7º que nos acompañan, comenzamos a dar pedales por las calles de Moralzarzal, dirigiéndonos hacia el norte para tomar el camino junto a la fuente de las Camachas. Rodamos flanqueados por restos de nieve, esquivando los charcos congelados que salpican el terreno. El primer kilómetro es plano, y nos permite ir agrupados e ir calentando nuestras piernas. A pesar de la baja temperatura, la sensación térmica no es demasiado fría, no hay viento y el cielo está despejado.

A los pies de Cabeza Mediana, conocido como Cerro del Telégrafo, y según nos adentramos en el bosque, el camino empieza a picar hacia arriba, y la nieve caída a lo largo de la semana hace acto de presencia, manteniendo oculta la pista con unos 20cm del blanco elemento, que ralentizan y endurecen el pedaleo. Adelantamos al grupo de bikers con el que coincidimos en nuestro punto de encuentro, cabalgando sobre sus monturas endureras y a los que no volveremos a ver hasta el final de la ruta.

La subida hasta el cerro, que en condiciones normales es sencilla, se hace dura y larga por la nieve que la tapiza. Nuestras burras se hunden, pierden tracción y, en algunas ocasiones, nos vemos obligados a empujarlas ante la imposibilidad de avanzar sobre ellas. El pelotón se estira, hacemos varias paradas para reagrupar y hacer algunas fotos del maravilloso paisaje que nos rodea. Aunque ascender en estas condiciones es duro y complicado, disfruto mucho, como casi todos mis compañeros. Me encanta la nieve, he andado mucho sobre ella, en coche, andando, sobre esquís, sobre mi tabla de snowboard y el pasado invierno, sobre mi antigua Trek, subiendo Morcuera y Canencia... tiene un encanto especial que me atrae y me engancha.

La subida, que nos lleva más de una hora, y el sol que luce en lo alto, nos hacen entrar en calor y despojarnos de algunas de las prendas que nos abrigan, ahora en exceso. A las 11.00h hemos llegado al punto más alto de nuestra ruta, estamos junto a la puerta que nos separa de la primera bajada del día. La puerta es un viejo y oxidado somier, que da nombre a esta trialera. Parada para reagrupar y colocarnos las protecciones, que nos acompañarán el resto de la ruta.

10 minutos más tarde, sillines down y nos lanzamos por la trialera, oculta por un buen paquetón de nieve. Los primeros metros con prudencia, no sabemos lo que hay bajo la nieve, una piedra, un surco, un hoyo, un salto... Pero pronto nos convertimos en imprudentes, soltamos frenos y lanzamos nuestras burras, surfeando sobre ellas en la bajada. La trialera tiene poco más de un kilómetro, y hacemos alguna parada intermedia para las fotos de rigor, el descanso de nuestros brazos y los obligados comentarios sobre lo disfrutón de la bajada. Alguien pierde el bidón de agua en el descenso, lo que obliga o regresar sobre sus pasos para recuperarlo.

En pocos minutos estamos en las inmediaciones de Becerril. Unos pocos metros junto a las últimas casas del suroeste del pueblo, hasta tomar el sendero que, paralelo a la M-623, nos dejará en el descansadero de Roblepoyo, al norte de Collado Mediano. En este punto, nos dirigimos hacia el norte, por un sendero ya algo más limpio de nieve, pero con unos buenos charcos congelados que crujen bajo nuestras monturas. Atravesamos el Reajo del Roble entre sus casas hasta llegar a la M-601, al sur de Navacerrada y junto a su embalse, el cual pretendemos rodear por sus sendas.

Hemos llaneado por caminos y senderos durante 5,5 km desde Becerril, y nos encontramos ante la cancela que da paso al embalse de Navacerrada. A Fernando le ha pasado factura el duro rodar sobre la nieve, y decide abortar la ruta en este punto. Hacemos una parada al borde del embalse, para echarnos unas risas y tomar una barrita. El embalse está bastante bajo, pero el deshielo que se producirá después del invierno y que convertirá en agua toda la nieve que se está acumulando en la sierra, a buen seguro que elevará su nivel.

Trabu va algo tocado, de unas semanas a esta parte tiene unos calambres en las piernas nada habituales, que achaca a la inadecuada altura a la que lleva su sillín (yo creo que se está haciendo mayor, jeje). Ñako tiene molestias en las rodillas, ha cambiado de zapatillas y no ha colocado las calas en la posición adecuada (y éste, ya es mayor, jajaja). Pero son bikers valientes y deciden olvidar sus molestias para seguir disfrutando de esta magnífica ruta.

Toca rodear el embalse por sus sendas, desde el suroeste hasta el noreste, de nuevo sobre nieve. 2,5 km llaneando hasta el arroyo del Zahurdón y el río Navacerrada, tras los cuales abandonamos el embalse. Un buen rampon de sólo 300m pero "petado" de nieve nos separa de la siguiente trialera: la vereda de las Cabezas. Voy bien de piernas y decido quitarme rápidamente el rampón de encima, sin hacer ningún pie y cruzándome un par de senderistas que disfrutaban del entorno.

Reagrupamos al inicio de la trialera. Son sólo 600 metros, pero muy divertidos, bastante más limpia de nieve que la primera, con buenos pedrolos y raíces y muy disfrutona. La bajamos rápidos y con una sonrisa que no nos cabe en el rostro. Estas bajadas compensan sobradamente lo exigente de las subidas. Alguna foto intermedia y llegamos al norte de Becerril. Continuando por la vereda de las Cabezas y rodeando el norte del pueblo de este a oeste hasta la M-861.

Cruzamos la carretera y atravesamos la población de norte a sur, por su lado oeste, para regresar al mismo punto donde nos dejó la bajada del somier. Tenemos por delante un divertido sendero, que discurre paralelo a la M-601, en su mayor parte cubierto de nieve y que rodamos en dirección sur. Una breve parada para que El Cangri y Peter se tiren por una empinada losa de piedra y continuamos para cruzar la carretera y enfilar el camino de la Pasada, una magnífica trialera de 3km con poca pendiente pero con muchos y buenos pedrolos.

La trialera no tiene nada de nieve, aunque sí algo de barro que empieza a decorar nuestras monturas y vestimentas. Es una de esas trialeras para recordar: larga, rápida, sin mucha pendiente, que te obliga a pedalear para llevar velocidad, con buenos pasos de pedrolos firmes y muy, muy, muy disfrutona. La recorremos agrupados, a escasos metros los unos de los otros, gozando cada metro, cada piedra, cada curva...

A las 13.45h estamos en Alpedrete, con el rostro iluminado, y es que el camino hace honor a su nombre: ¡una pasada! Nos separan algo más de 7km del final de la ruta, que se ha alargado más de lo esperado por las condiciones del terreno, así que, sin más pausa, continuamos hacia el este por el sendero que rodea el polígono industrial, para cruzar de nuevo la M-601 y continuar por el camino de la Estación de Transferencia de Residuos Sólidos.

El resto del sendero hasta Moralzarzal lo hacemos a buen ritmo, al olor de las cervezas que nos esperan. Superamos, a mitad de camino y con algo de empujabike unos buenos escalones de piedra que nos hubiese encantado bajar, pero en esta ocasión nos los encontramos en subida (tomamos nota para rutas futuras). Atravesamos el arroyo del Cañal y el del Valle en este último tramo, para llegar a Moralzarzal por su lado oeste, atravesar sus calles y llegar de nuevo a la cubierta plaza de toros, donde dejamos nuestros coches.

Con algo de barro, las piernas bien "curradas" y una sensación de intenso disfrute, concluimos esta magnífica ruta guiada por Peter, que es de esas que te meten más veneno mtbero en el cuerpo, de esas que recordaremos siempre por el buen sabor de boca que a todos nos ha dejado. Las bicis y los aperos a los coches, y nosotros a una terraza donde disfrutar de unas buenas cervezas y cocacolas, comentar los mejores momentos de la ruta y hacer planes futuros, aunque eso... ya es otra historia...

Redactado por GusTrek.
Fotos: Ñako, Peter y R@ulo.
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