Nunca he sido mucho de rancheras. Pero la letra de aquella mítica que cantaba el mejicano Vicente Fernández resume perfectamente el estado de ánimo de este biker durante la semana previa al pasado sábado 13 de marzo de 2010, que andaba loco por volver a sus orígenes como “bajador”; fue allí, en Patones, donde pasé mis primeras horas descendiendo trialeras “de las de verdad”.

ASISTENTES
Nos reunimos 8 bikers: Canario, Golfer, Gustrek, JaviRomero, Magellan, Raulo, Rul Bierzo, y Trabu.
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DATOS DE LA RUTA
Sábado 13 de marzo: 42km, 1.380m de desnivel de subida acumulado, 5 horas y 45 minutos (4 horas y 20 minutos dando pedales).
IMÁGENES DE LA RUTA
VIDEO RESUMEN DE LA RUTA
CRÓNICA
Sí, fue allí -en Patones- donde empecé a adquirir la (poca) técnica bajadora que hoy tengo. Y donde empecé a acumular kilómetros de dureza en mis piernas: con desniveles importantes de subida y bajadas exigentes (física y técnicamente), con un calor que azota el terreno a poco que el calendario sobrepasa el quinto mes…y con rutas de 50kms que requieren más de 5h pedaleando para ser completadas. Y todo lo anterior con una MTB rígida y con una horquilla Manitou de 80mm y muelle, que rápidamente cambié por una Marzocchi Bomber de 100mm, la cual me dio una nueva dimensión a la palabra absorción.
Hacía probablemente más de 20 meses que este biker no “volvía”. Demasiado tiempo. Cierto por otra parte que las condiciones climatológicas no han acompañado durante los últimos meses y que este detalle es algo a tener muy en cuenta cuando uno se “enfrenta” a Patones.
Comenzamos a dar pedales a las 9.15h por los caminos del Canal que unen Torrelaguna y Patones de Abajo, tomando en un momento dado el sendero que discurre por encima de la tubería de agua que conduce a (o desde, según se mire) la presa del Pontón de la Oliva. Poco que destacar de estos 10 primeros kilómetros aparte, claro, de los dos incidentes protagonizados por Trabu (que montaba un pepino excepcional, una Genius 50 de pruebas prestada por su tienda de bicis): un golpe con caída al suelo incluida, provocado por chocar con el ancho manillar contra una rama; y el otro, la pérdida de un tornillo de una cala y que le impiden sacar la zapatilla del pedal. Solución: quitar la cala e ir con la plataforma que (afortunadamente) incorpora el pedal, el resto de la ruta. Malos augurios, desde luego, para una ruta que suele exigir el 100% del biker y de su montura.
Es en este punto, justo al coronar, donde tomamos la primera trialera del día y Raulo decide dejarse las gafas por algún motivo que no nos quedó muy claro, jejeje. El recuerdo que guardaba de la trialera que nos espera a continuación es muy bueno: rápida y no muy técnica, disfrutona en esencia. Claro, que eso era en época estival.
Encabezo -ya que soy el guía hoy- y me lanzo en un desenfrenado descenso…que no tarda en depararme (y a los demás, imagino) la primera sorpresa con momento de tensión incluido: una placa de hielo que hace que las ruedas deslicen unos momentos hasta que vuelven –por fortuna- a coger grip en el barro, sin consecuencias negativas para este que escribe. “Habrá que andarse con ojo”, me digo, ya que además de piedras y agua (bastante), las bajas temperaturas y un sol con no demasiada fuerza aún, provocan que parte de aquella aún se conserve en ese estado sólido con tan poco coeficiente de rozamiento.
Una vez más encabezo el pelotón, seguido esta vez por Gustrek y luego los demás (no puedo decir el orden, ya que me resulta difícil mantenerme encima de la bici, como para mirar hacia atrás, jajaja). Es una trialera con muchas piedras y gran pendiente, tanto que en un momento dudo y me bajo de la bici, acompañado por Gustrek, viendo ambos cómo JaviRomero continúa hacia abajo sin mayores problemas.

Gustrek y yo nos montamos de nuevo en nuestras burras y tiramos para abajo detrás de Javi, pasando por encima de multitud de piedras/rocas y similares y llegando abajo con una sonrisa de oreja a oreja. Una vez allí giramos nuestras cabezas hacia atrás y contemplamos la gran pendiente (que en fotos no se aprecia) y a muchos de nuestros compañeros de ruta aún a mitad de trialera, algunos de ellos pasando momentos de tensión (y algo más, como Rul_Bierzo, que aprovecha para entrenar métodos de aterrizaje forzoso).
El próximo waypoint del GPS de Gustrek señalaba el punto de cruce el río donde posteriormente alguno se daría un chapuzón mañanero para terminar de despertarse y otros pondrían pie “a agua” para quitarse el barro que llevasen acumulado en las zapatillas, jejeje.
Cuando alcanzamos la carretera M-134 que une Patones de Abajo con El Poblado de Patones comprobamos que, efectivamente, Trabu no está en condiciones de seguir. Una vez más, haciendo gala del compañerismo que siempre le acompaña y honra, Gustrek se ofrece para acompañar a Trabu en su escapatoria. Gracias de parte de todos, Agustín.
Esta es una ruta exigente y hay que ser consciente de ello, desde luego. Patones no perdona. Los 6 bikers restantes continuamos subiendo unos cuantos kilómetros más por una pista bastante buena (de las que le gustan a JaviRomero, según sus propias palabras) y que a ratos se me antoja pestosa, porque parece no acabar nunca. Sólo la promesa del disfrute que nos depara el sendero en el que se convierte ésta una vez arriba del todo, hace que el sufrimiento sea más llevadero.

El camino hasta el inicio de la trialera coincide con la ruta que llevo en mente y no es sencillo: un rampón considerable que comienza con otra zona de abejas (esta vez JaviRomero consigue escapar ileso, jajaja) y que no da tregua a nuestras ya maltrechas piernas.

Dado que me gusta ir a mi ritmo en los descensos (tampoco me he tomado hoy mis pastillas, jajaja) y Canario me dice que no hay pérdida, gentilmente me cede el paso y me lanzo en otro frenético descenso entre rocas y piedras, con una pendiente negativa que en algunos tramos es realmente elevada.
No sabría decir cuántos kilómetros he hecho, lo que es seguro es que son los suficientes para llegar abajo con las piernas y los antebrazos doloridos de la tensión (puede llegar a cansar más bajar que subir, como compruebo una vez más) y con la mejor sensación (y mira que ha habido multitud en los últimos meses) en muchísimo tiempo. Me dan ganas de volver a subir sólo para repetirla. Buffff, qué sensación provoca la adrenalina inyectada por mis glándulas suprarrenales... completamente adictiva.
Van llegando uno a uno los demás componentes: JaviRomero (una vez más, bravo por Javi), Canario, Magellán (que por una vez no pilla, jajaja), Raúlo y Raúl_bierzo (que parece ser que comienza a ir “justo” de fuerzas).

Desde allí y hasta los coches repetimos casi el mismo recorrido que a la ida. Llegamos a los coches alrededor de las 15.30h y Raúlo y yo nos vamos a buscar las gafas que se había dejado en el inicio de la primera trialera. Cuando llegamos allí están, pero completamente destrozadas, no sabemos si las pisó un coche o algún paseante despistado. Raúlo recoge los trozos por si hubiese posibilidad de reparación.
Todos convenimos en que volveremos dentro de muy poco a Patones y repetiremos muchas veces, seguro; aunque eso, como dice Gustrek, ya es otra historia.
Redactado por Golfer.
Fotos: R@ulo y GusTrek.
Vídeo: R@ulo.